Sinceramente creo que los emprendedores, y la
creación de nuevas empresas con propuestas de valor arriesgadas,
innovadoras y de calidad son la única alternativa real para conseguir
el tan cacareado cambio de modelo.
Sin embargo, me da la impresión
que sustantivar la palabra “emprendedor” ha hecho mucho daño.
Los auténticos emprendedores, los que han levantado…
…las grandes, pequeñas y medianas empresas nunca se
refirieron a sí mismos diciendo: “soy emprendedor”… sino más bien se
consideraban luchadores que crearon empresas… dicho de otra
forma, emprender es un estado, no un trabajo (a excepción de unos pocos emprendedores “en serie”, cuyo foco es
precisamente la creación… pero son realmente pocos).
Al hilo de esto, el genial video sobre lo que
de verdad es emprender contado por los creadores de algunas de las
empresas más conocidas de nuestro país (y ojo, éstos son los que tuvieron
suerte y les fue bien):
Entonces… ¿de
donde viene esta curiosa moda sobre el emprendimiento o
emprendeduría? En mi opinión, de dos factores aislados y
contrapuestos:
§
Los gobiernos nacionales y autonómicos se han dado cuenta que si quieren
construir un futuro en el que las regiones y países no compitan en precio sino
en valor deben estimular de forma importante la creación de nuevas empresas (y ya de paso, aumentar la recaudación
consecuencia de un número mayor de empresas que pagan impuestos).
§
El efecto “salvaje oeste”… lo que no es, ni de lejos, la búsqueda de los
últimos espacios salvajes. ¿Sabéis quienes realmente fueron los que se forraron
durante la época de la fiebre del oro? Los que fabricaban palas e instrumentos
para buscar oro… no (la mayoría) de personas que lo buscaban.
Creo que una de las mejores frases que describe la historia
de la mayoría de las startup que conozco, cortesía de Pablo Villalba, es: “Let’s jump off the cliff, we’ll deal with gravity later”
Los pecados capitales del emprendedor
Todos
cometemos errores, pero existen algunos que son especialmente graves para
un emprendedor, dado que pueden afectar de forma importante a sus
probabilidades de éxito, y que por lo tanto es importante conocer.
Como si del
descenso a los infiernos de Dante se tratara, vamos a intentar encajarlos
(de forma más o menos afortunada) en los 7 pecados capitales….
LUJURIA
§
Dedicar meses a generar
atractivos planes de negocio (los famosos business plan),imaginando quiénes
serán sus clientes, cómo comprarán, que tamaño tiene el mercado.. en lugar de salir
a la calle, hablar con ellos, y preguntarles. Ojo, no digo que no sea
importante tener un buen plan de negocio, pero no es la base. La base es
encontrar el modelo de negocio, conseguir clientes y facturar.
§
Obsesionarse buscando
la idea perfecta, el planteamiento que a nadie se le ha ocurrido… lo
siento, pero esto es 10% inspiración y 90% transpiración. No existe la
idea perfecta… y aunque exista, la clave es la ejecución y no la ideación.
Debes obsesionarte con probar, prototipar, ejecutar y volver a probar… y no con
planificar.
§
Empezar sin tener
unos objetivos ambiciosos, claros y cuantificados. Aunque luego cambiarán,
y no es necesario que sean “dar un pelotazo” (cosa que ha hecho mucho daño a
las startups de éste país), si que vale la pena tomarse un tiempo en hacer ésta
reflexión… todo lo demás es autoengaño.
PEREZA
§
Aunque no es patrimonio exclusivo de los
emprendedores, es muy habitual dedicar esfuerzo y tiempo sólo a la parte
que más nos gusta (programar, diseñar, o como últimamente es muy habitual,
los medios sociales). No generes buzz si no tienes nada detrás…
§
De la mano de lo anterior, la procrastinación
(o postergación): tu mente no para de sugerirte otras cosas que podrías
hacer primero, que seguro puedes acabar a tiempo…etc. y que en la práctica son
o más agradables (suelen ser las que te gustan/se te dan bien)
o tienes claro cómo hacerlas, y el grado de certeza es alto.
§
Tomárselo “con calma”. En una empresa recién
creada, tienen que pasa cosas “relevantes” TODAS las semanas… si no es
así, es que vas muy lento.
§
No querer vender el producto hasta que
esté perfecto. Si no lo vendes, no sabes cuales son sus defectos (no sólo
en el propio producto, sino en el mensaje, la forma, el interlocutor, el
soporte…)
§
No haber “hecho los deberes” antes de
emprender. La complacencia y la fe ciega en la idea llevan habitualmente
al fracaso. Un ejemplo claro es el CEO que delega sus primeras ventas en
otros (fuerza comercial..etc.). Creo que es absolutamente imprescindible
que el CEO venda, mire a los ojos a sus clientes (o a sus trazas de Google
Analytics ) hable con ellos, escuche sus dudas y quejas y entienda sus
problemas… de primera mano.
GULA
§
Enamorarse de la idea, y pretender ejecutarla
tal cual, sin escuchar al mercado. El 99% de las veces, de la idea original a
la que se ejecuta no hay apenas similitudes, por lo que hay que saber
pivotar desde el producto al modelo de negocio.
§
Quejarse de que no hay suficientes ayudas
del estado para montar su negocio, que así no es posible emprender… seguro
que sería genial que se subvencionasen más cosas, pero creo que uno de los
cánceres que nos han llevado a ésta situación son las subvenciones (Per sé
no son malas, pero aplicadas indiscriminadamente rompen dinámicas competitivas
y hacen sostenible lo insostenible). Con que el estado no te ponga
zancadillas, sobra.
§
Creer que será fácil conseguir
financiación, que el dinero durará y que los gastos serán los esperados. Ahora
mismo es muy difícil conseguir crédito, sea de un banco o de un
inversor privado… y no lo dudes, se te acabará antes de lo esperado. Yo
siempre recomiendo que dupliques los gastos y dividas los ingresos para
tener una expectativa real.
§
Si consigue convencer a un inversor, o a
alguna de las 3F (Friends, fool & familily), derrochar el dinero en
comprar mobiliario nuevo (para tener unas oficinas como Google, dicen), en
poner anuncios en prensa o en vallas publicitarias… justamente tras la primera
ronda es cuando se debe vivir en modalidad “emprendedor indigente” (exagero,
claro), ya que cada euro debe estirarse para que dure lo máximo posible. Como
dice Guy Kawasaki: Crea como un dios, manda
como un rey… y trabaja como un esclavo
IRA
§
Desanimarse, enfadarse y echarse atrás ante un fallo, problema o error.
Emprender es una escalera de pequeños fracasos de los que aprender,
y sin duda sufrirás muchísimos de ellos… así que prepárate mentalmente. La
resilicencia (capacidad
continuada de sobreponerse a las adversidades y ser perseverante) debe
ser una de las principales cualidades de un emprendedor.
§
Frustrarse fácilmente por la falta de certeza que supone su
actividad, punto especialmente relevante para los emprendedores que vienen de
trabajar por cuenta ajena, típicamente un entorno mucho más ordenado. En
una startup, lo único
constante es que no sabes nada. Por ello, y de forma similar al punto
anterior, un emprendedor debe ser capaz de aceptar que la incertidumbre es
parte integrante de su actividad, y aprende a tratar el caos como un compañero
más de trabajo.
§
Sin duda, la falta de foco y la indecisión son el problema más
habitual del emprendedor. Dada la tremenda cantidad de tareas diferentes que
requiere montar una empresa, es muy fácil perderse entre las no importantes.
Por eso es imprescindible preguntarse ante cada tarea: ¿es crítica para llevar el proyecto a la
calle?
ENVIDIA
- Intentar copiar lo que funcionó a otros (creo que ahora lo llaman “benchmarking”).
Es importante conocer a la
competencia, tanto directa como indirecta, pero sólo para entender sus
negocios, puntos fuertes y puntos débiles. Si intentas competir con
sus reglas y ser mejor que ellos estás muerto.
No trates de ser
mejor, esfuérzate en ser diferente.
- Fijar el modelo de negocio en la fase de planificación (donde realmente no se tiene demasiada
idea sobre si éste es el más adecuado para su proyecto) y
ejecutarlo tercamente sin
esperar a recibir feedback… es mucho mejor dedicar la primera fase del
proyecto a explorar en el mercado y con clientes reales cuál es
el mejor modelo de negocio, consistente y sostenible, que saca más
provecho de la proposición de valor de la empresa.
AVARICIA
§
No compartir información sobre el proyecto con otros
emprendedores, clientes, proveedores, amigos, parientes… con todo el que quiera
escucharte. De todos se aprende, lo importante es tener la mente abierta para escuchar nuevos
planteamientos, ideas, críticas..etc. (hay una fina línea entre estar seguro de tu proyecto, digerir las
críticas y ser un suicida…)
§
Ante un proyecto que da signos de no funcionar tras
bastante tiempo, convencerse que la culpa es del mercado que todavía
no lo ha sabido entender. En algunos casos excepcionales es así, y aún en éste
caso, si no hay mercado, no hay dinero. Tan importante como hacer el plan de
negocio al principio es el decidir bajo que conjunto de condiciones habrá
que matar el proyecto…y no engañarse con la falta de rentabilidad. Lo que es normal y admisible en un momento,
es síntoma de que el proyecto debe desaparecer en otro.
§
Intentan atesorar clientes, de forma similar a Gollum. El cliente
debe querer estar con nosotros porque le encanta nuestro producto, porque se
siente el rey… no porque es un infierno cambiar de proveedor (las
famosas barreras de entrada y barreras de salida)
§
Considerar que, si les gusta a ellos, le tiene que gustar al cliente. Hay
que hacer un autentico ejercicio de empatía y sentir lo
que necesita el cliente, y que toda nuestra experiencia de uso le dé
respuesta.
It’s not just what it looks like and feels like. Design
is how it works. (Steve Jobs)
SOBERBIA
- Falta de humildad… y no perderse ni un solo “sarao” (lo que supone muchas veces 4-5 saraos
semanales), con el agravante de querer dar sesudos consejos a otros
emprendedores “noveles”… Creo que no sólo es un error, sino es irresponsable.
Eso se puede hacer una vez tienes varios casos de éxito a tu espaldas, y
te puedas permitir dar consejos basados en tu experiencia, si
no es una peligrosa arrogancia (no me malinterpretéis, creo que los eventos son buenos, necesarios
y cumplen una función importante… pero no es la de llenar el tiempo del
emprendedor). El tiempo del emprendedor se debe llenar de hablar
con clientes y con proveedores, pelear las facturas no cobradas, negociar con
los bancos, mejorar su producto… no asistiendo a “saraos”
- Obsesionarse con la perfección. Excepto en la “salsa secreta”
(mojo) de tu proyecto, es perfectamente aceptable coger la fruta más
baja. Y aún así en la proposición de valor clave, es mejor sacarlo
pronto e ir aprendiendo que sacarlo tarde… y estar muerto.
Si al sacar tu producto al mercado no
estás absolutamente avergonzado,
es que lo has sacado demasiado tarde.
es que lo has sacado demasiado tarde.
- Considerar que no hace falta ayuda, que se puede ir sólo.
Todo emprendedor debe tener cierto conocimiento (sobre todo al principio)
de muchas áreas muy separadas (marketing, finanzas,
tecnología…etc.), pero es virtualmente imposible que alguien tenga todas
esas capacidades al nivel de profundidad que se requerirá más adelante.
Busca compañeros que te complementen y con los que tengas empatía, un
equipo que rema en la misma dirección es la clave de una buena ejecución (lo
que es muy diferente del buscar socios para evitar el miedo de la soledad,
una muy mala idea)
La colección
de sillas de Arne Jabobsen como base para representar los los siete
pecados capitales.
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