Todavía
no han pasado dos años desde su fundación y la editorial infantil Cuento de luz, nacida en el garaje
madrileño de Ana Eulate, exhibe resultados envidiables: 25 libros que son
verdaderas joyas; cuatro premios en Estados Unidos y Londres por la calidad de
sus textos e ilustraciones; el 70% de sus ventas fuera de España y casi 150.000
seguidores en Facebook, lo que la convierten en la segunda editorial infantil
más seguida en esa red social, después de Disney.
En
la actual época de crisis —económica y de valores— no está nada mal. Pero para
la fundadora de Cuento de luz lo importante no son las cifras, sino los
contenidos. “Si la editorial ha funcionado bien es por su filosofía”, asegura.
“Nuestra idea siempre ha sido promover mensajes con valores universales, contar
historias que dejen entrar la luz, que despierten y estimulen la imaginación de
los niños y también de los adultos, cuentos que iluminen no que adormezcan”,
explica Eulate, que empezó a escribir a los seis años y desde entonces no ha
parado.
Durante
la pasada edición de Book
Expo America, en Nueva York, la versión inglesa de su libro Cuerpo de nube ganó
la medalla de plata en los Living Now Awards, y otros dos títulos
de su catálogo fueron distinguidos por sus ilustraciones.
Su
biografía profesional pudiera parecer contradictoria, incluso ajena a su
sensibilidad y actuales proyectos. Ana ocupó varios puestos en el antiguo
Ministerio de Economía y Hacienda, en Madrid, estuvo destinada como Agregada
Comercial de la Embajada
de España en Rio de Janeiro y después en la Dirección General
de Relaciones Exteriores de la Comisión Europea , en Bruselas, hasta que un día
dio un giro su vida y se atrevió a realizar su sueño: publicar sus cuentos y
ser editora.
Desde
hace un par de años vive dedicada por completo a “construir puentes que
estimulen la reflexión” y a plantar semillas de amor en los más pequeños. A
algunos les puede sonar cursi. Pero Ana es de las que piensan que hay que
sentirse orgulloso por defender estos valores en estos tiempos de inmediatez y
banalidad.
Algunos
de los textos publicados por Cuento de Luz resaltan la importancia de la
tolerancia. Otros educan en la necesidad de cuidar nuestro planeta, o de
promover la paz entre los hombres, no la guerra. Los latidos de Yago,
por ejemplo, habla del respeto a la diferencia, y lo hace mediante la relación
que establece una caracola con un niño que va en silla de ruedas y se comunica
con él a través de los latidos de su corazón.
“¿Se
puede bailar desde una silla de ruedas? ¿Se puede cantar sin saber hablar? ¿Se
pueden contar historias a través de una mirada?", se pregunta en el texto
Conchita Miranda, su autora, vicepresidenta de la Fundación sobre Ruedas y
en la vida real madre de Yago, un niño con parálisis cerebral. Esta es otra de
las claves de Cuento de Luz. Siempre que puede, la editorial va un poco más
allá de la literatura y se vincula a proyectos solidarios.
Al
menos una vez al año cede los derechos de alguno de sus libros a una
organización sin ánimo de lucro. Ahora, por ejemplo, trabaja en un proyecto con
la Fundación Cometa ,
que construye dos escuelas en Afganistán y acaba de terminar El cielo
de Afganistán que se publicará en marzo y habla de los sueños de una
niña afgana.
Que
una editorial como esta esté arrasando en Facebook se explica porque la gente
ha conectado con “un mensaje que esta por encima de las nacionalidades, las razas
o la ideología”, cree Eulate. Más de 120.000 seguidores en su página en español
y 30.000 en la inglesa lo confirman. ¿En qué se traduce tal éxito?' Sin ninguna
duda, en la promoción y en las ventas. Su catálogo se comercializa ya en EE UU,
Canada, Argentina, México, Colombia y otros países de América. ¿Marketing? Sí,
sin duda. Pero sobre todo el corazón de sus historias.
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