lunes, 9 de junio de 2014

Un poco de psicología para despedir el blog hasta el mes de septiembre. “Cómo elevar tu nivel de auto-confianza”. De las notas de Samer Soufi


Como todos los demás mecanismos básicos de la psicología humana, el mecanismo de la confianza se desarrolló a lo largo de nuestra historia evolutiva.

Básicamente, sirve para regular los esfuerzos que realizamos, de modo que podamos dedicar nuestra energía a las tareas más productivas, o a las pugnas en las que podemos ganar, mientras que desistimos de aquellos empeños en los que el éxito parece imposible.

En tiempos ancestrales, esto podía representar nuestra tabla de salvación, evitando que sufriéramos daños o desgastes irreparables al enfrentarnos a un obstáculo insuperable, un adversario demasiado peligroso o un desgaste excesivo.

Por eso, cuando nuestro cerebro interpreta, de forma consciente o inconsciente, que no vale la pena intentar llevar a cabo un determinado empeño, producirá una serie de reacciones hormonales y neuroquímicas en nuestro organismo, que nos impulsarán a desistir o a rendirnos.

Especialmente, se producirá un descenso en los niveles de testosterona y serotonina, lo que inducirá una depresión de mayor o menor intensidad en nuestro estado anímico, un debilitamiento de nuestra determinación de luchar, una disminución de nuestro nivel de energía y un encogimiento en nuestra autoestima.

Este conjunto de fenómenos se correlacionan con el nivel de confianza.

Cuando dicho nivel es elevado, sentimos que contamos con los recursos internos necesarios para hacer frente a los mayores desafíos, siendo el caso contrario cuando nuestra confianza es escasa.

El nivel de confianza, que puede ir variando a lo largo del tiempo dependiendo de una serie de elementos, es por tanto un factor determinante del éxito, al mismo tiempo que una consecuencia del mismo.

La elevada confianza no cambia nuestra habilidad para llevar a cabo una determinada tarea, pero puede mejorar nuestro rendimiento o ejecución de la misma, en la medida en que hace que nos comprometamos de un modo más activo con el logro de nuestros objetivos, y nos empuja a esforzarnos por encontrar y utilizar las mejores estrategias para su consecución.

En cambio, como descubrió el psicólogo Martin Seligman cuando formuló el concepto de “indefensión aprendida”, la pérdida de confianza puede conducir a un estado de rendición mental anticipada frente a los problemas.

Las experiencias pasadas de fracaso pueden producir un decrecimiento del nivel de confianza que haga que tendamos a desistir de antemano del intento de enfrentarnos y resolver los problemas, porque sentimos que ese esfuerzo será inútil –incluso cuando no es el caso.

También el sociólogo Robert K. Merton describió el fenómeno que bautizó como "Efecto Mateo", y que consiste básicamente en que las diferencias iniciales entre los miembros que compiten en un mismo grupo, tienden a ser magnificadas por el resultado de la competición.

Esto hace que los ganadores incrementen su confianza y sea más probable que sigan obteniendo éxitos en el futuro, mientras que los perdedores reducen su confianza, lo que hará más probable que sigan cosechando fracasos venideros.

Vemos por tanto que el nivel de confianza, sustentado biológicamente en los niveles neuroquímicos de ciertas hormonas y neurotransmisores, es un factor de la personalidad tremendamente importante para explicar el éxito o el fracaso de las personas.

Pero ¿qué cosas influyen en nuestro nivel de confianza y qué podemos hacer para elevarlo?

Estas son, posiblemente, las 6 recomendaciones esenciales que se pueden realizar en relación a este aspecto:

1.              Consigue éxitos


Dado el origen que hemos explicado del mecanismo de la confianza, resulta evidente que el éxito, lo mismo que el fracaso, conforman ciclos acumulativos que se autoalimentan, debido al hecho de que el éxito alimenta la confianza, mientras que el fracaso la destruye.

Así que si queremos incrementar nuestra confianza, necesitamos hacer lo posible para construir un ciclo de éxito que se alimente a sí mismo, y por evitar un ciclo de fracaso que tienda a perpetuarse.

Una forma de conseguirlo es centrarnos y poner toda nuestra energía en aquellas actividades y competencias en las que somos particularmente buenos y que además nos gustan y nos hacen ilusión, pues eso hará más probable que obtengamos éxitos en esas áreas.

En la medida en que vamos consiguiendo pequeños o grandes éxitos y en la medida en que vayamos acertando y consiguiendo nuestros objetivos, nuestro nivel de confianza no dejará de crecer, ayudándonos a continuar desarrollando todo nuestro potencial.

2.              Cree en ti mismo

La confianza también se alimenta manteniendo unas elevadas expectativas respecto a nuestro propio desempeño.

Podemos conseguirlo si somos capaces de formular una visión clara de nuestros objetivos, los visualizamos y nos repetimos a nosotros mismos “¡puedo hacerlo!”.

Las expectativas conforman un poderoso moldeador de las conductas, sean propias o ajenas, porque en general, las personas tendemos a responder a dichas expectativas, tanto si son positivas como si son negativas.

No en vano, algunos estudios han encontrado que cerca del 90% de los internos carcelarios afirman que sus padres les dijeron, cuando estaban en edad de crecimiento, que “acabarían en la cárcel”.

Mantener elevadas expectativas respecto a nosotros mismos es un poderoso mecanismo de generación de confianza porque, en buena medida, las expectativas se convierten con frecuencia en profecías auto-cumplidas.

3.              Fortalece tu voluntad


La confianza y la voluntad son dos conceptos que se encuentran estrechamente ligados entre sí.

Cuando resistimos una determinada tentación indeseable, aunque nos cueste mucho hacerle frente la primera vez, en la siguiente ocasión suele resultarnos más fácil, y así sucesivamente.

La voluntad, al igual que cualquier otra función cerebral, puede entrenarse como si fuera un músculo.

Cada vez que nos enfrentamos con éxito a un determinado impulso en el que no queremos caer, aumentan las probabilidades de que continuemos haciéndolo del mismo modo en el futuro, entre otras cosas, porque se habrá reforzado nuestra confianza en que podemos hacerlo.

El éxito de nuestra voluntad acrecienta la reputación que tenemos ante nosotros mismos, incrementando la confianza en nuestras propias posibilidades.

4.              Comprende tus propios mecanismos psicológicos

También nos ayudará mucho a tomar el gobierno de nuestras propias vidas comenzar por comprendernos a nosotros mismos, descifrar los enigmas de nuestra propia conducta.

En la medida en que seamos capaces de comprender los mecanismos psicológicos subyacentes que determinan buena parte de nuestra conducta, será más fácil que aprendamos a influir sobre la misma.

Si somos capaces de comprender los mecanismos invisibles que nos mueven, los instintos que nos gobiernan, las emociones que nos empujan y los hábitos que nos condicionan, estaremos en condiciones de adquirir un mayor control sobre nosotros mismos.

El conocimiento de nosotros mismos nos ayuda a ser más libres y a dejar de sentirnos como meros autómatas, puestos en acción por fuerzas internas o externas que somos incapaces de controlar

5.              Incrementa tu nivel de autoestima  

Nuestra biología nos ha diseñado para que cuando recibamos señales de aprobación social, creemos un sentimiento de mayor autoestima y confianza en nosotros mismos, lo cual hará que se disparen las emociones positivas, el optimismo y la actitud expansiva.

Evolutivamente, parece lógico que cuando ocupemos un puesto más elevado en el escalafón social, nuestra autoestima y confianza crezcan, produciendo un comportamiento expansivo que implica un mayor nivel de riesgo e iniciativa, porque en esas condiciones resulta adaptativo ese tipo de conducta.

Ser aceptados, queridos, admirados, elegidos, seguidos, buscados, invitados, escuchados y experimentar que nuestra compañía es apreciada y deseada por los demás, que los demás nos atienden, nos respetan, nos valoran, nos hacen caso y nos consideran sus amigos, son buenos indicios de éxito social.

Por eso producen un resultado favorable en nuestra psicología, haciendo crecer nuestra confianza y nivel de autoestima.

Hay diferentes formas de ganar la atención y aprobación social.

La primera es el propio estatus social, pues todos sabemos que la cantidad de atención que se presta a una persona suele ser una medida muy fiable de su estatus social, de modo que cuanta más atención, mayor es el estatus, mientras que cuando más descendemos en la escala social, más "invisibles" tienden a volverse las personas para los demás.

También podemos ganar la atención y valoración de los demás adquiriendo algún tipo de habilidad o conocimiento experto que sean socialmente valiosos, y alcanzando un grado de excelencia que nos ayude a adquirir prestigio, buena reputación y reconocimiento social.

O simplemente exhibiendo cualidades que incrementen nuestra popularidad, como el ingenio, el humor, el encanto o la agudeza mental.

Cualquiera que sea la forma como consigamos ganar atención y aprobación social, ello hará que se incremente nuestro nivel de confianza.

6.              Practica un estilo de vida saludable


Todos los elementos asociados a un estilo de vida saludable mejoran nuestra química cerebral, y en especial los hábitos relacionados con el sueño, la alimentación y el ejercicio físico.

La calidad y cantidad de nuestro sueño condiciona nuestros niveles de energía, nuestros estados de ánimo, nuestra creatividad, nuestra agudeza mental, nuestra memoria, nuestra productividad y hasta nuestro peso corporal.

Dormir bien es uno de los métodos más efectivos para elevar nuestro nivel de vigor, energía y bienestar.

En cuanto a la alimentación, es posiblemente el principal factor que influye en nuestro estado físico y psicológico tanto a corto como a largo plazo.

La mayoría de los productos alimenticios que tomamos contienen sustancias capaces de influir sobre nuestro cerebro y sobre nuestros estados anímicos, aunque muchas veces no seamos conscientes de esa relación causa-efecto.

Sólo una alimentación adecuada permitirá un adecuado ejercicio de las funciones cognitivas, unas capacidades apropiadas de la memoria y el aprendizaje, una buena agudeza mental, y un estado emocional positivo y estable.

Y finalmente, necesitamos practicar ejercicio físico de forma regular e intensa, pues el ejercicio físico vigoroso y sostenido produce modificaciones químicas en el cerebro aumentando tanto las células neuronales como las conexiones entre dichas células.

Esto potencia el aprendizaje y la memoria, favorece el rendimiento intelectual, provoca intuiciones más rápidas y brillantes, y tiene efectos notables sobre nuestros estados de ánimo, el bienestar general, la actitud vital y la propia confianza y autoestima.

Sin lugar a dudas, modificar nuestro estilo de vida es la forma más segura de incidir directamente sobre el caldo hormonal que se produce en nuestro cerebro.

Y cuanto más equilibrada se encuentra la neuroquímica cerebral, tanto mayor dominio tendremos sobre nuestra propia conducta y sobre nuestras emociones, incidiendo directamente sobre nuestro nivel de auto-confianza.



Regresamos con el blog el 1 de septiembre. Desearos un feliz verano. Podéis contactar con nosotros, como siempre, a través de nuestro e-mail.






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