Como todos los demás
mecanismos básicos de la psicología humana, el mecanismo de la confianza se
desarrolló a lo largo de nuestra historia evolutiva.
Básicamente, sirve para
regular los esfuerzos que realizamos, de modo que podamos dedicar nuestra
energía a las tareas más productivas, o a las pugnas en las que podemos ganar,
mientras que desistimos de aquellos empeños en los que el éxito parece
imposible.
En tiempos ancestrales,
esto podía representar nuestra tabla de salvación, evitando que sufriéramos
daños o desgastes irreparables al enfrentarnos a un obstáculo insuperable, un
adversario demasiado peligroso o un desgaste excesivo.
Por eso, cuando nuestro
cerebro interpreta, de forma consciente o inconsciente, que no vale la pena
intentar llevar a cabo un determinado empeño, producirá una serie de
reacciones hormonales y neuroquímicas en nuestro organismo, que nos impulsarán
a desistir o a rendirnos.
Especialmente, se
producirá un descenso en los niveles de testosterona y serotonina, lo que
inducirá una depresión de mayor o menor intensidad en nuestro estado anímico,
un debilitamiento de nuestra determinación de luchar, una disminución de
nuestro nivel de energía y un encogimiento en nuestra autoestima.
Este conjunto de
fenómenos se correlacionan con el nivel de confianza.
Cuando dicho nivel es
elevado, sentimos que contamos con los recursos internos necesarios para hacer
frente a los mayores desafíos, siendo el caso contrario cuando nuestra
confianza es escasa.
El nivel de confianza,
que puede ir variando a lo largo del tiempo dependiendo de una serie de
elementos, es por tanto un factor determinante del éxito, al mismo tiempo que
una consecuencia del mismo.
La
elevada confianza no cambia nuestra habilidad para llevar a cabo una
determinada tarea, pero puede mejorar nuestro rendimiento o ejecución de la
misma, en la medida en que hace que nos comprometamos de un modo más activo con
el logro de nuestros objetivos, y nos empuja a esforzarnos por encontrar y
utilizar las mejores estrategias para su consecución.
En
cambio, como descubrió el psicólogo Martin Seligman cuando formuló el concepto
de “indefensión aprendida”, la pérdida de confianza puede conducir a un estado
de rendición mental anticipada frente a los problemas.
Las experiencias pasadas
de fracaso pueden producir un decrecimiento del nivel de confianza que haga que
tendamos a desistir de antemano del intento de enfrentarnos y resolver los
problemas, porque sentimos que ese esfuerzo será inútil –incluso cuando no es
el caso.
También
el sociólogo Robert K. Merton describió el fenómeno que bautizó como
"Efecto Mateo", y que consiste básicamente en que las diferencias
iniciales entre los miembros que compiten en un mismo grupo, tienden a ser
magnificadas por el resultado de la competición.
Esto hace que los
ganadores incrementen su confianza y sea más probable que sigan obteniendo
éxitos en el futuro, mientras que los perdedores reducen su confianza, lo que
hará más probable que sigan cosechando fracasos venideros.
Vemos
por tanto que el nivel de confianza, sustentado biológicamente en los niveles
neuroquímicos de ciertas hormonas y neurotransmisores, es un factor de la
personalidad tremendamente importante para explicar el éxito o el fracaso de
las personas.
Pero ¿qué cosas influyen en nuestro nivel de
confianza y qué podemos hacer para elevarlo?
Estas son, posiblemente,
las 6 recomendaciones esenciales que se pueden realizar en relación a este
aspecto:
1.
Consigue éxitos
Dado
el origen que hemos explicado del mecanismo de la confianza, resulta evidente
que el éxito, lo mismo que el fracaso, conforman ciclos acumulativos que se
autoalimentan, debido al hecho de que el éxito alimenta la confianza, mientras
que el fracaso la destruye.
Así que si queremos
incrementar nuestra confianza, necesitamos hacer lo posible para construir un
ciclo de éxito que se alimente a sí mismo, y por evitar un ciclo de fracaso que
tienda a perpetuarse.
Una forma de conseguirlo
es centrarnos y poner toda nuestra
energía en aquellas actividades y competencias en las que somos particularmente
buenos y que además nos gustan y nos hacen ilusión, pues eso hará más probable
que obtengamos éxitos en esas áreas.
En la medida en que vamos
consiguiendo pequeños o grandes éxitos y en la medida en que vayamos acertando
y consiguiendo nuestros objetivos, nuestro nivel de confianza no dejará de
crecer, ayudándonos a continuar desarrollando todo nuestro potencial.
2.
Cree en ti mismo
La confianza también se alimenta
manteniendo unas elevadas expectativas respecto a nuestro propio desempeño.
Podemos conseguirlo si
somos capaces de formular una visión
clara de nuestros objetivos, los visualizamos y nos repetimos a nosotros mismos
“¡puedo hacerlo!”.
Las expectativas
conforman un poderoso moldeador de las conductas, sean propias o ajenas, porque
en general, las personas tendemos a responder a dichas expectativas, tanto si
son positivas como si son negativas.
No en vano, algunos
estudios han encontrado que cerca del 90% de los internos carcelarios afirman
que sus padres les dijeron, cuando estaban en edad de crecimiento, que “acabarían
en la cárcel”.
Mantener elevadas
expectativas respecto a nosotros mismos es un poderoso mecanismo de generación
de confianza porque, en buena medida, las expectativas se convierten con
frecuencia en profecías auto-cumplidas.
3.
Fortalece tu voluntad
La
confianza y la voluntad son dos conceptos que se encuentran estrechamente
ligados entre sí.
Cuando resistimos una
determinada tentación indeseable, aunque nos cueste mucho hacerle frente la
primera vez, en la siguiente ocasión suele resultarnos más fácil, y así
sucesivamente.
La
voluntad, al igual que cualquier otra función cerebral, puede entrenarse como
si fuera un músculo.
Cada vez que nos
enfrentamos con éxito a un determinado impulso en el que no queremos caer,
aumentan las probabilidades de que continuemos haciéndolo del mismo modo en el
futuro, entre otras cosas, porque se habrá reforzado nuestra confianza en que
podemos hacerlo.
El éxito de nuestra
voluntad acrecienta la reputación que tenemos ante nosotros mismos,
incrementando la confianza en nuestras propias posibilidades.
4.
Comprende tus propios
mecanismos psicológicos
También nos ayudará mucho
a tomar el gobierno de nuestras propias vidas comenzar por comprendernos a nosotros mismos, descifrar los enigmas de nuestra
propia conducta.
En la medida en que
seamos capaces de comprender los mecanismos psicológicos subyacentes que
determinan buena parte de nuestra conducta, será más fácil que aprendamos a
influir sobre la misma.
Si somos capaces de
comprender los mecanismos invisibles que nos mueven, los instintos que nos
gobiernan, las emociones que nos empujan y los hábitos que nos condicionan,
estaremos en condiciones de adquirir un mayor control sobre nosotros mismos.
El conocimiento de
nosotros mismos nos ayuda a ser más libres y a dejar de sentirnos como meros
autómatas, puestos en acción por fuerzas internas o externas que somos
incapaces de controlar
5.
Incrementa tu nivel de
autoestima
Nuestra
biología nos ha diseñado para que cuando recibamos señales de aprobación
social, creemos un sentimiento de mayor autoestima y confianza en nosotros
mismos, lo cual hará que se disparen las emociones positivas, el optimismo y la
actitud expansiva.
Evolutivamente, parece
lógico que cuando ocupemos un puesto más elevado en el escalafón social,
nuestra autoestima y confianza crezcan, produciendo un comportamiento expansivo
que implica un mayor nivel de riesgo e iniciativa, porque en esas condiciones resulta
adaptativo ese tipo de conducta.
Ser
aceptados, queridos, admirados, elegidos, seguidos, buscados, invitados,
escuchados y experimentar que nuestra compañía es apreciada y deseada por los
demás, que los demás nos atienden, nos respetan, nos valoran, nos hacen caso y
nos consideran sus amigos, son buenos indicios de éxito social.
Por
eso producen un resultado favorable en nuestra psicología, haciendo crecer
nuestra confianza y nivel de autoestima.
Hay diferentes formas de
ganar la atención y aprobación social.
La primera es el propio
estatus social, pues todos sabemos que la cantidad de atención que se presta a
una persona suele ser una medida muy fiable de su estatus social, de modo que
cuanta más atención, mayor es el estatus, mientras que cuando más descendemos
en la escala social, más "invisibles" tienden a volverse las personas
para los demás.
También podemos ganar la
atención y valoración de los demás adquiriendo
algún tipo de habilidad o conocimiento experto que sean socialmente valiosos,
y alcanzando un grado de excelencia que nos ayude a adquirir prestigio, buena
reputación y reconocimiento social.
O simplemente exhibiendo
cualidades que incrementen nuestra popularidad, como el ingenio, el humor, el
encanto o la agudeza mental.
Cualquiera que sea la
forma como consigamos ganar atención y aprobación social, ello hará que se
incremente nuestro nivel de confianza.
6.
Practica un estilo de vida
saludable
Todos los elementos
asociados a un estilo de vida saludable mejoran nuestra química cerebral, y en
especial los hábitos relacionados con el sueño, la alimentación y el ejercicio
físico.
La
calidad y cantidad de nuestro sueño condiciona nuestros niveles de energía,
nuestros estados de ánimo, nuestra creatividad, nuestra agudeza mental, nuestra
memoria, nuestra productividad y hasta nuestro peso corporal.
Dormir bien es uno de los
métodos más efectivos para elevar nuestro nivel de vigor, energía y bienestar.
En
cuanto a la alimentación, es posiblemente el principal factor que influye en
nuestro estado físico y psicológico tanto a corto como a largo plazo.
La mayoría de los
productos alimenticios que tomamos contienen sustancias capaces de influir
sobre nuestro cerebro y sobre nuestros estados anímicos, aunque muchas veces no
seamos conscientes de esa relación causa-efecto.
Sólo una alimentación
adecuada permitirá un adecuado ejercicio de las funciones cognitivas, unas
capacidades apropiadas de la memoria y el aprendizaje, una buena agudeza
mental, y un estado emocional positivo y estable.
Y
finalmente, necesitamos practicar ejercicio físico de forma regular e intensa,
pues el ejercicio físico vigoroso y sostenido produce modificaciones químicas
en el cerebro aumentando tanto las células neuronales como las conexiones entre
dichas células.
Esto potencia el
aprendizaje y la memoria, favorece el rendimiento intelectual, provoca
intuiciones más rápidas y brillantes, y tiene efectos notables sobre nuestros
estados de ánimo, el bienestar general, la actitud vital y la propia confianza
y autoestima.
Sin lugar a dudas,
modificar nuestro estilo de vida es la forma más segura de incidir directamente
sobre el caldo hormonal que se produce en nuestro cerebro.
Y cuanto más equilibrada
se encuentra la neuroquímica cerebral, tanto mayor dominio tendremos sobre
nuestra propia conducta y sobre nuestras emociones, incidiendo directamente
sobre nuestro nivel de auto-confianza.
Regresamos con el blog el
1 de septiembre. Desearos un feliz verano. Podéis contactar con nosotros, como
siempre, a través de nuestro e-mail.
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