Shinichi Maruyama (Agua y tinta china) |
Entrevista a Julio García Ramírez por ISanchez en diariojuricico.com
Oír
sus disertaciones le define como una persona convincente y persuasiva en sus
argumentos. Cuando se le pregunta por su vinculación al mundo de la formación,
resopla y hace memoria de forma rápida “Llevo más de quince años desarrollando
estrategias de oratoria para abogados. Más o menos unos 700 cursos y más de
10.000 profesionales han pasado por mis cursos”, confiesa sin rubor Julio
García Ramírez, En un momento en el que la abogacía rediseña su plano formativo
para ofertar profesionales con más calidad sorprende que la parte de oratoria o
argumentación no esté nada definida en estos nuevos programas formativos”. Lo
cierto es que hay pocos expertos de mis características, libros como Estrategia
de Oratoria Práctica para Abogados o Las Cuatro Habilidades del Abogado de
Eficaz marchan ya por la cuarta edición”, subraya.
Acaba
de venir de Sevilla, donde en un acto multitudinario presidido por el decano
del colegio de abogados de la ciudad hispalense se ha presentado a la sociedad
andaluza “Técnica del Interrogatorio”; un libro que ya agotó su primera
edición. Antes fue Madrid, en el propio Salón de Plenos del Colegio madrileño
su primera presentación, también con gran afluencia de interesados. Señalar que
esta obra está auspiciada por Editorial Rasche y firmada por el propio Ramírez.
A su lado, otros letrados de prestigio y como Florentino García González y Luis
Romero Santo:” Las estrategias debes conocerlas y dominarlas. Este libro ofrece
pautas sobre cómo atacar el interrogatorio; cómo captar cuando un testigo
miente o no, esto hace que sea interesante que también muchos jueces se lo
lean. También aporta un elemento novedoso desde el punto de vista jurídico: las
primeras guías de interrogatorios. En dos hojas el abogado puede tener a la
vista todas las habilidades que necesita a la hora de interrogar”, explica
García Ramírez
Resumir
el currículum de Julio García Ramírez no es tarea sencilla. Pero una rápida
lectura ofrece la visión que nuestro entrevistado no ha desaprovechado el
tiempo. Es licenciado en Derecho por el Real Colegio Universitario María
Cristina de San Lorenzo de El Escorial (1988-1993). Y Graduado por I.C.A.D.E.
en el curso general de práctica jurídica (1994).
También
es Graduado en Estrategia de oratoria y comunicación por la Universidad del Estado
de Nueva York (1999). Y realizó los cursos de Curso de formación de Formadores
en el centro Straus Milligan & C.O. (1999) y el de formación en técnicas de
“Coaching” a formadores en el centro Straus Milligan & C.O. (1999).
Sobre
su experiencia profesional compagina la toga con la oratoria desde 1993. Ha
sido Profesor de oratoria y comunicación en el centro de estudios Straus
Milligan & C.O. (1999-2001) y es Director del departamento jurídico de la
empresa G.S.I. Asesores desde el año 1994. Además es director del Master en
Perfeccionamiento de habilidades de la Abogacía en ISDE.
Actualmente
imparte clases de oratoria procesal, Retorica y Argumentación Jurídica, Negociación
y Técnicas de Interrogatorio en los siguientes centros:
UNED.
Madrid.; I.S.D.E. en el campus de Madrid y Barcelona.; Colegio de Abogados de
Madrid.; Escuela de práctica Jurídica de Cáceres.; Real Colegio Universitario
María Cristina de El Escorial; Centro de Estudios Jurídicos COLEX. Adscrito a la Universidad de
Salamanca.; Fundación Sagardoy y en los Colegios de Abogados de Zaragoza,
Málaga, Santa Cruz de Tenerife, Bilbao, Sevilla, La Palma , Lanzarote; Antequera,
Murcia, Alicante o Ciudad Real. También ha dado formación en otras
instituciones como la
Facultad de Derecho de Granada; Escuela de Práctica Jurídica
de Santa Cruz de Tenerife; y en la
Escuela de Práctica Jurídica de Alicante; Universidad
Complutense.
Imparte
clases de comunicación, presentaciones eficaces y técnicas para hablar en
público en los siguientes centros: ESIC; UNED de Madrid.; ADIF; Grupo Atlas
Forma; ESIC BUSINESS & Marketing School; Centro Internacional de Directivos
de Mapfre; Junta de Andalucía. Programa de desarrollo a directivos.
Sr
Ramírez, ¿Son buenos oradores los abogados?
En
principio hay de todo. Hay profesionales que son magníficos y otros que son
pésimos oradores mientras que hay otros que son normales oradores.
¿Por
qué respondo de esta forma? Porque el gran problema de la abogacía como otras
muchas profesiones es que por el mero hecho que no tengas un título no debes
abrogarte una habilidad que no tienes.
Hay
gente que nace con ciertas habilidades innatas y otras que no las tienen.
Aquellos que tienen esa habilidad si aprenden las mejores técnicas de oratoria
serán unos excelentes oradores. Aquellos otros que quieran aprenderlas serán
unos oradores dignos.
Mi
visión como formador en habilidades de la abogacía es formar a abogados dignos
en comunicación. Quien sea ya excelente ya lo podrá potenciar con mis técnicas,
también.
¿Puede un mal abogado, pero buen orador ganar un pleito?
Los
jueces son absolutamente influenciables. Dicho esto ante una prueba plena ni la
mejor oratoria del mundo podrá con ella. Sin embargo hay una victoria que
ningún juez puede quitar al abogado y es interpretar el alegato con tanta
fuerza, técnica, estructura y convicción que nuestro cliente se siente
orgulloso de nosotros. Sinceramente esa es una victoria que ética y
comercialmente importa y mucho.
Que
el 75 por cien de los nuevos jueces sean mujeres ¿Implica una estrategia nueva
a la hora de plantear dicho alegato?
Absolutamente.
Es que no tiene que ver en ningún caso un juicio con un juez que con una jueza.
Y es que la mujer tiene una percepción innata de lenguaje no verbal que en
principio no llega al hombre.
Dicho
sea de otra forma, la mujer detecta mucho mejor las contradicciones entre
lenguaje verbal y no verbal. Es muy difícil engañar a una jueza que sea mujer
porque detecta no solo los gestos, también los microgestos y al final verá las
contradicciones.
Cuando
en todos mis cursos pregunto a las abogadas que prefieren un juicio con un juez
que con una jueza todas me dicen sin titubeo que a un juez. Un juez se puede
manipular mucho mejor.
¿Se puede diseñar un buen retrato robot de un buen orador letrado?
En
primer lugar, cualquier buen orador conoce las técnicas para controlar bien los
nervios .Existe una enfermedad llamada IPT (Incapacidad Profesional
Transitoria) por la qu e personas que en privado son buenos comunicadores, en
público aparentan todo lo contrario.
¿Qué
es lo que hace que opere esta “enfermedad”?: Son los nervios que pueden llegar
a incapacitar.
Primero
hay que controlar los nervios. Luego, dominar la escena en el sentido de que
somos conscientes que al hablar estamos actuando. El abogado debe tener la
capacidad de inflamar al juez para que el magistrado de alguna forma concuerde
con lo que está diciendo.
Me
explico: el abogado tiene que hacer interesante lo importante. Eso es lo que
hace que el orador sea bueno en sala. Si eso lo logra, el juez le prestará
atención.
No
podemos olvidar que a un juez le pagan por oír los alegatos, se trata de captar
su atención de forma favorable.
¿Qué
es más complejo para un abogado, captar la atención del juez o salir a vender
sus servicios en plena crisis como la que vivimos?
Ambas
cuestiones son muy complicadas. Captar la atención del juez es complicado en la
medida que los abogados hemos aburrido a los jueces durante muchos años. Eso
significa que aunque no lo seas, si los diez abogados anteriores han sido
aburridos la capacidad del juez queda muy limitada.
Sobre
la captación comercial de los clientes, hoy en dia vivimos la época del spot;
eso significa que lo que no sea corto, divertido y tenga emoción de cara al
consumidor no vende. Bajo esa perspectiva los abogados deben de leer y estudiar
marketing a fondo. Si no conoces las leyes de la venta será complicado entrar
en el mundo de los servicios.
¿Cómo es posible que estas enseñanzas sobre oratoria no estén incluidas en los Planes Formativos de los abogados?
Pues
muy sencillo porque el mundo universitario que es donde nace y puede impulsar
este tipo de formación son los que más necesitan esta formación.
Siempre
he dicho que el mundo universitario hasta cierto punto nos idiotiza siempre se
dice que lo que no está no existe y no hay profesionales universitarios
preparados para impartir esa información.
El
gran problema es que no valoran estas capacidades es complicado que puedan
lanzarlas al exterior desde ese contexto.
¿Porqué
ha escrito un libro sobre la técnica del interrogatorio con dos prestigiosos
abogados como Luis Romero y Florentino Garcia?
El
libro aporta algo imprescindible, no he dicho interesante. Es imprescindible
porque trata la técnica del interrogatorio como una medida para ganar el juicio
en la fase donde hay que ganarlo que es en la fase de prueba.
Creo
que conseguimos abordar aspectos hasta ahora poco conocidos, como los
psicológicos que analizan como se trata el testimonio de un testigo. También se
habla de herramientas y tácticas procesales. Y lo que es más importante: el
libro crea estrategas, no solamente dibuja estrategias.
Las
estrategias debes conocerlas y dominarlas. Este libro ofrece pautas sobre cómo
atacar el interrogatorio; cómo captar cuando un testigo miente o no, esto hace
que sea interesante que también muchos jueces se lo lean. También aporta un
elemento novedoso desde el punto de vista jurídico: las primeras guías de
interrogatorios. En dos hojas el abogado puede tener a la vista todas las
habilidades que necesita a la hora de interrogar. Como puede ver es una
auténtica novedad mundial lo que estamos hablando.
¿Cuáles son los principales errores que se cometen a la hora de interrogar un testigo?
En
primer lugar, creerse que uno sabe interrogar. Ponerte a interrogar en un juicio
en el que hay de fondo millones de euros y tienes que hablar con la parte
contraria sin ningún conocimiento porque no conoces las técnicas más esenciales
y no has leído nada, me parece un atrevimiento importante. No te debes, por
ello, abrogar habilidades que no tienes.
En
segundo lugar, casi siempre la protesta va dirigida al juez, sin saber que esa
protesta puede crear una corriente de antipatía clara con su señoría. La
simpatía o antipatía procesal existe de hecho. Por ello hay que pensar siempre
si la protesta es útil para que te puedas echar al juez encima por ella.
Como
estamos viendo el abogado no domina la psicología a la hora de preguntar. Es en
los casos de amnesia emocional: cualquier persona que haya sido partícipe de un
accidente muy grave tiende a no recordarlo. Cuanto más le presiones en sala,
más lo va olvidar. Lo que hay que hacer es todo lo contrario. Relajarle para
que afluya ese recuerdo.
Otro
asunto también importante es el lenguaje no verbal. Cada vez es más importante.
Enseñamos en el libro a como mirar al testigo. Si le miras fijamente a los ojos
y estas tenso le vas a transmitir esa tensión. Si, por el contrario, le miras a
la zona del entrecejo le vas a tranquilizar más. Hay muchas técnicas que se
escriben en el libro. Lo hemos escrito con mucho cariño para que los compañeros
lo sepan.
Hasta
cierto punto este libro “La
Técnica del Interrogatorio” es un acto de generosidad en un
profesión tan absolutamente individualista compartir este tipo de conocimientos
es compartir un tesoro.
¿Porqué
tendría que enseñar estas estrategias que luego pueden practicar contra mi en
sala? Lo hemos hecho por cariño y el respeto a la profesión que le comento.
Según le estoy escuchando Sr García Ramírez, toda esta persuasión gira en torno al juez…
Sin
lugar a dudas. Por encima de muchas leyes procesales está la ley humana de
persuasión. Seamos claros, toda persona en su vida ansía tres cosas: sentirse
importante, reconocido y apreciado. La crítica constructiva no existe. Siempre
daña y perjudica a la persona. Si no logras captar la atención de un juez es
evidente que irá a por ti, incluso de forma inconsciente. El 90 por ciento de
las cosas que hacemos en la vida las hacemos de forma reactiva y no proactiva.
Cualquier
persona a la que toquemos las narices va a actuar contra nosotros con efecto
boomerang. Lo mismo pasa con los jueces, si se sienten afectados irán a por
nosotros, por mucho que hayan jurado la Constitución.
Por último, ¿Qué consejo les daría a los abogados que ven esta entrevista y quieren mejorar su oratoria?
Que
vengan a un curso mío, sinceramente. O que se lean alguno de mis libros. El
gran problema de la abogacía tanto española como mundial es que el letrado solo
lee dos tipos de libros: libros técnicos o novelas. Siempre he dicho que entre
el Código Civil y el Códido Da Vinci debe haber un término medio. Si he sido
capaz de formar a más de 10.000 abogados es porque he sido capaz de leer más
que cualquier otro compañero.
Eso
no significa que sea mejor que nadie, en absoluto, simplemente que he leído más
que nadie y eso es importante. Hay en materia de habilidades, oratoria y
negociación un montón de libros que potenciarán al abogado. Hay que romper esa
dicotomía de libros técnicos y bestsellers para que el camino no sea
intransitable. Si haces algo diferente es posible que tengas resultados
diferentes, desde luego.
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