Entre las más bellas. La revista Vogue la nombró una de las 10 mujeres
más bellas del mundo cuando llevaba más de una década de maharaní de Jaipur
(1939-1970). Se había casado, con el rechazo inicial de sus padres, con Man
Singh II, quien ya tenía otras dos esposas. El matrimonio, que vivió en medio
del lujo más fastuoso y codeándose tanto con la realeza europea como con las
personalidades de la política y la cultura de EEUU, se trasladó a vivir a
Madrid en 1965, el maharajá de Jaipur fue el primer embajador indio en España (
1965-1968)
Cofundadora del partido Swatantra, desde el que se oponía al gobernante Partido del Congreso. Su primera batalla electoral por un escaño a
Viuda
desde 1970, Gayatri Devi (a quien le gustaba que la llamaran Raj Mata “Reina
Madre”, aunque el nuevo maharajá no era su hijo sino de la primera esposa de
Man Singh) fue a parar a la cárcel durante el período de emergencia (1975-1977)
decretado por Indira. Vive con dolor los acontecimientos de la guerra entre
India y China y el problema de Bnagladesch, ve crecer el descontento hacia
Indira Gandhi que se opone a ella. Acusada de fraude fiscal, pasó cinco meses
en una prisión de Tihar entre prostitutas y delincuentes comunes, pese a las
propuestas de gobiernos y personalidades internacionales. Quienes la conocían
aseguraron que esta experiencia agrió su carácter y cambió su percepción de la
sociedad. Se retiró de la política y con la ayuda de la escritora Santha Rama
Rau publicó su autobiografía “Recuerdos de una Princesa”, editada por su amiga
Jacqueline Kennedy Onassis. Sus actividades comenzaron a centrarse en la creación
de escuelas y parte de su tiempo lo dedicaría a la Fundación Sawai
Jai Singh, organismo creado por su marido para ayudar a los más desfavorecidos
en Jaipur.
Siempre adelantada su tiempo, Gayatri Devi, que había sido experta amazona y a los 12 años había matado su primera pantera, se había convertido, con el paso de los años, en una conservacionista, preocupada por el medio ambiente, la defensa de los animales salvajes y la sostenibilidad del planeta.
Gayatri Devi, murió a la edad de noventa años, dejando tras de sí un testamento complicado. Con la muerte en 1997 de su único hijo, son los nietos, sobrinos y demás familia más o menos lejana quienes pretenden hacerse con una parte de la fortuna valorada en más de 300 millones de euros. Además el Estado indio exige su derecho a administrar algunas de las propiedades que formaban parte del patrimonio de Devi, como el palacio Rambagh reconvertido en hotel de lujo y donde vivió sus últimos años, en el antiguo pabellón de tenis. Fue una mujer de luces y sombras, pero en todo caso, de esas mujeres que fascinan. La tercera esposa del último maharajá de Jaipur, Gayatri Devi, se encargó personalmente de la decoración del palacio. Hoy su retrato impacta a quien entra en la llamada Habitación Rajput.
En
1971, Indira Gandhi puso fin a los privilegios que la antigua clase real india
disfrutaba, incluso durante los tiempos de colonización inglesa. Desde
entonces, decenas de maharajás han visto cómo se apagaba su aura semi-divina y
han recurrido a la política para conservar su influencia en territorios que sus
antepasados gobernaban sin oposición.
Hoy
día, una vida como la de Gayatri Devi ya no sería posible. A lo largo y ancho
de toda la India ,
cualquier turista tiene a su disposición, por un puñado de euros, habitaciones
en cientos de castillos y palacios donde hace no mucho habitaban maharajás y
maharanís.
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