Aunque
su apellido la vincule con el Extremo Oriente, la violinista Sarah Chang es
estadounidense de nacimiento, cultura con la que se identifica en su totalidad.
Chang
(Filadelfia, Estados Unidos, 10 de diciembre de 1980) posee un don que ha
convertido en su pasión: es un prodigio interpretando partituras con el violín.
Sarah
les pidió a sus padres un violín con tan solo tres años. Y a partir de ese
instante ya estaba naciendo, según el violinista y director de orquesta ruso
Yehudi Menuhin “la más maravillosa, la más perfecta, la violinista más ideal
que se ha escuchado”.
Con
nueve años grabó su primer disco; ha sido la única niña que ha grabado un disco
a esa edad. Solo tiene treinta años y la revista Newsweek la define como una de
las veinticinco mujeres líderes que marcarán el futuro.
Fue
alumna de Dorothy DeLay, maestra de violín de alguno de los más grandes
violinistas del mundo como Perlman, Midori, Gil Shaham, Shomo Mintz. Dorothy
DeLay dijo de ella “nunca había visto una persona como ella”.
Sarah
adora las composiciones de Vivaldi, y se nota cuando se la escucha interpretar.
De él dice “adoro a Vivaldi y me encantan las cuatro estaciones. Soy consciente
de que son obras muy tocadas y que el público las conoce muy bien pero he
esperado a mostrarlas cuando he creído que aportaba algo”
Es
una virtuosa del violín que se emociona cada vez que interpreta una obra,
aunque sea la quinienta vez; para ella siempre es la primera.
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