Con sus
diseños textiles que exportan al mundo y piezas artesanales, que cuidan hasta
el último detalle, unos cuantos artesanos emprendedores triunfan como
alternativa a la producción en serie de las grandes firmas. Por M. JOSÉ DÍAZ
DE TUESTA en el País
En el fondo, es la historia de unos rebeldes. De
seis creadores que, dedicando muchas horas y sin aspavientos, han surgido con
una nueva manera de entender la ropa, los tejidos estampados, las piezas
textiles y la creación. Peseta ha sido elegida para hacer la bolsa oficial del
Festival de Cine de Berlín 2012 y con Suturno realizaron un bolso para
Marc Jacobs. La Casita
de Wendy exporta sus dibujos naifs a Japón, China y países nórdicos. Y otras,
Gavina Ligas, Marina Molares y Ana (Labores Modernas) colaboran con sus
estampados para marcas prestigiosas como Sybilla o Hoss Intropia. Es el triunfo
de las cosas bien hechas, de cuidar hasta el último detalle, desde los remates
hasta el salario de los empleados. Los seis tienen empresas pequeñas o
son free-lance porque quieren. Y como sin querer, solo con sus
obras se han erigido en estandartes contra la tiranía de las grandes firmas, la
producción en serie y la presión de un sinfín de colecciones estresantes para
autores y consumidores. He aquí sus historias.
- Empresaria con ocho años. A Laura Martínez del
Pozo (Bilbao, 1978) se la conoce como Laura Peseta porque es la fundadora
de la marca con nombre de antigua moneda. Desde siempre le gustaba hacer cosas
a mano, que luego regalaba. Ya con ocho años montó en el colegio con su amiga
Marina una pequeña empresa de horquillas. Luego vino un fanzine y
como buena chica precoz, con 20 años, montó una pequeña empresa. El gran salto
vino así: "En el momento en que dejé de hacer cosas para regalar y empecé
a venderlas". Se lanzó coincidiendo con una corta estancia en Nueva York
donde vendió todo a una galerista japonesa. "El éxito es pico y pala, no
viene de la nada y he ido muy despacio". A partir de 2008 se dedicó en
exclusiva a Peseta . Un día, por sorpresa, apareció en su tienda
(Noviciado, 9) gente de Marc Jacobs (MJ) y se enamoró de la marca. Le
encargaron una edición limitada del bolso Bolsaco, realizado junto con Suturno.
Se vendieron en EE UU y volaron. Ha habido más colaboraciones, la última con
unos petates marineros. También con Loreak Mendian y ha ganado en el Festival
de Publicidad de Cannes el bronce con un minidocumental basado en el diseño de
una gorra que hizo para el New Museum de Manhattan. Otra bolsa suya ("es
roja y con un asa negra") se paseará por Berlín en febrero en la Berlinale. De las
seis es la única que trabaja con estampados de otros.
- Disfrutar sin prisas. Julia Vergara
(Madrid, 1976), aparejadora, y Javier Gutiérrez Bajo (Santander, 1971),
licenciado en Derecho, acabaron diseñando cojines, bolsos, pañuelos y telas
desde la marca Suturno que crearon
en ¿2007 0 2008? No se acuerdan, dice ella entre risas, ni de la fecha de
cuando comenzaron a ser pareja. En su estudio en el Palacio de Gaviria conviven
sus piezas entre cajas de madera que contienen miel y vinilos de Single que
venden en Navidad. Están contentos porque la famosa marca francesa Le Bon
Marché les ha encargado para primavera dos líneas de cojines. "Éramos
nosotros los que nos acercamos a quienes nos interesan y en este caso han sido
ellos", dice Vergara, que dejó la construcción para hacer un curso en el
Instituto Europeo de Diseño (IED) donde ahora es profesora. También lo es su
compañero, que se formó en diseño gráfico y colaboró con Danzed &
Confused. Tienen dos líneas de trabajo: la venta de diseños a otras firmas
(Loreak Mendian, Jocomomola, Hoss...) y su marca Suturno, que va sacando
colecciones cuando les apetece. "Hay tanto que no encontramos la necesidad
de producir mucho, no hay tiempo para consumirlo", explica él. Solo
trabajan con proveedores locales. Entre sus referencias algunas son colegas
(Gavina Ligas y La Casita
de Wendy) o el belga Dries van Noten.
- 800 estampados en 20 años. Gavina Ligas
nació en Turín (1969) y se crió en Francia en una familia que se dedica al
textil desde hace décadas. A ella no le interesaba ese mundo, pero le gustaba
dibujar. "Estudié cosas perdidas como escaparatismo", dice con un
suave acento italiano. Todo cambió el día que empezó a trabajar con Sybilla, en
1986, con quien dice que aprendió mucho. "Nos metimos en Japón cuando en
esa época aquí no había ni tanto estampado ni tanto accesorio. Y allí, con los
japoneses, aprendí". Radicalmente independiente, ahora vende algunos
estampados por su cuenta a gente que la conoce, como Jocomomola, y sigue
colaborando con Sybilla en su proyecto solidario Fabric for Freedom, trabajando
con una tela de algodón ecológico. Ha montado Coco Talleres en un bosque donde organiza eventos
relacionados con lo textil. Ha expuesto sus estampados (unos 800) en galerías y
en el Círculo de Bellas Artes.
- Sin ataduras. Sin salir del Palacio de Gaviria, en
un piso superior al de Suturno, está el de Ana González de la Peña (Murcia, 1979), la
creadora que está detrás de Labores Modernas. Se licenció en Historia del Arte,
"pero enseguida vi que la única salida que había era el
funcionariado". Así que hizo un módulo de Artes y Oficios y se especializó
en el diseño de exposiciones. No le interesaba depender de una marca para
generar diseño. "El mundo de la empresa es complicado", dice ante un
sofá de Ikea customizado con una tela suya. Tras un curso de diseño textil en
el IED se estableció por su cuenta. El oficio no le era ajeno, su familia
trabaja con telas. Ha trabajado para Jesús del Pozo, firma con la que sigue
colaborando, con Jocomomola y para el Museo Nacional de Arqueología Subacuática
de Cartagena. Define sus estampados como poco intervenidos y muy espontáneos.
"Intento reinterpretar detalles que me interesan, por ejemplo de una obra
de arte, y llevarlos al diseño textil". Se da a conocer a través de su blog laboresmodernas
- Creaciones nómadas. Los cambios continuos de país
debido a la profesión de su padre, corresponsal, determinaron los estampados de
Marina Molares (Madrid, 1976) y su proyecto Claustrofilia. "Es un
concepto que me inventé, por lo del desarraigo, para recordar la sensación de
seguridad y placer cuando éramos pequeños", cuenta por teléfono desde
Málaga. Por eso sus dibujos tienen que ver con la idea de la concha, el huevo,
los círculos... Con los estampados empezó hace tres años. Antes se había
dedicado a la fotografía tras estudiar Bellas Artes. Dibuja a mano, escanea los
dibujos y empieza a jugar con ellos. Le divierte. Reconoce que no es fácil
"dar el paso de hacerlo para un proyecto comercial", pero no le
interesa trabajar en exclusiva para una firma como le han propuesto. Su primera
venta fue para Hoss Intropia y ahí sigue en un proyecto para Intermón Oxfam.
Ella no produce piezas, pero con sus dibujos se producen bolsas, cojines o
delantales a través de su web marinamorales
- Los principios. No por últimos son menos
importantes. La Casita de Wendy , fundada hace 12 años por Inés Aguilar
(Madrid, 1975) e Iván Martínez, a quienes se incorporó hace cinco años
Brianda Fitz-James Stuart, es una de las empresas textiles que triunfa en
casa y en el mundo. Y es prolífica: aunque dejó de desfilar en Cibeles, hace
dos colecciones de prendas al año que vende en Japón, París, Suiza. Su seña de
identidad son los estampados, cuenta Aguilar, arquitecta. "Son
imaginativos, con sentido del humor y comprometidos", define. El estampado
de viñetas Green life aboga por una vida sostenible, y en Huerta describe cómo cultivar verduras. La última colección se inspira en las cosas que se
pueden hacer en casa y estar a gusto, como darse un baño, comer una tarta o
tocar el ukelele. Hacen cursos para estampación manual
(info@lacasitadewendy.com) y están muy orgullosos de su manifiesto que, entre
otras cosas, dice ser una empresa que no quiere crecer, que fabrica todo en
España y paga sueldos justos. Toda una declaración de principios.
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