Persianas
que suben con una orden de voz, grifos que se apagan solos cuando detectan que
rebosa la pila o puertas que avisan a kilómetros de distancia que alguien está entrando
o abandonando la casa. La domótica era una aplicación que parecía sacada del
futuro cuando nació allá por los años 60. No obstante, no fue hasta finales de
los 80 cuando ese conjunto de sistemas se empezó a utilizar en las viviendas.
Pese al atractivo de convertir una casa en un hogar inteligente o digital, el
precio hace unos años era prohibitivo. Hoy en día, esa utopía más propia de
Hollywood ya resulta asequible para cualquier bolsillo. Una preparación básica
en un piso de unos 90 metros cuesta poco más de 1.000 euros
Entre
los cinco principios que rigen la domótica: ahorro energético, confort,
seguridad, comunicaciones y accesibilidad; fue este último en el que se fijó la Fundación Alzheimer
España a la hora de promover una mejora en la vida de sus enfermos. Para
Jacques Selmes, secretario de la
Fundación , se trataba de hacer a esas personas menos
dependientes. 'No se trata de automatizar toda la casa, no es necesario en las
primeras fases de la enfermedad', aseguraba. El propósito es conseguir que
estas personas puedan llevar una vida más o menos normal gracias a ciertos
elementos. 'El enfermo de Alzheimer se acostumbra bastante bien a mandar
órdenes a la televisión sin necesidad de un mando', comentaba Selmes.
Con
la domótica en la vivienda es posible que un paciente de Alzheimer sea
monitorizado en sus rutinas diarias y se le proporcionen etiquetas RFID, de
recordatorio de objetos importantes. Además, se le puede mantener localizado y
con una alarma para prevención de caídas. Estas ventajas se acompañan de la
posibilidad de una tele asistencia médica o tele estimulación cognitiva,
terapias necesarias para ralentizar el desarrollo de esta enfermedad y que se
podrían realizar a distancia sin necesidad de que el enfermo se traslade. Un
cúmulo de opciones que no sólo hacen más fácil y digna la vida del paciente
sino también la de su propia familia.
Este
ideal lo buscan junto con la ayuda de AMETIC (Asociación Multisectorial de
Empresas de Electrónica de las tecnologías de la Información y la Comunicación , de las
Telecomunicaciones y de los contenidos digitales). 'Se trata de que la
tecnología haga más fácil tanto la vida del enfermo o discapacitado como de los
cuidadores', aseguraba Alberto Brunete, colaborador de la Fundación y doctor en
Automática y Robótica. La persona enferma o discapacitada tiene a su
disposición todo tipo de elementos electrónicos y mecánicos para ayudarle a
realizar sus actividades cotidianas. Para el cuidador, existe un dispositivo
que permite controlar casi cualquier elemento de la vivienda desde el otro lado
del mundo.
Sólo
es necesario un ordenador o un dispositivo compatible y con internet
(teléfonos, tablets,...) para poder desde cerrar la casa a encender la
televisión o, incluso, cerrar el agua si ha habido cualquier contratiempo. Un
sistema que se puede instalar en cualquier vivienda según aseguran desde
AMETIC. El único problema es el de la estructura e instalación de las casas
antiguas cuyas conexiones y comunicaciones son dificiles de adaptar a los
tiempos modernos. Si no es el caso, la automatización de una vivienda no
presenta más problema que la instalación de sensores y el cableado
subsiguiente. El resto es un software de fácil manejo que hace la vida mucho
más fácil.
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