La
artista Elena Alonso inauguró el jueves 8 de marzo en Espacio Valverde su
exposición “La Tapadera ”.
Una muestra que se encuentra dentro del proyecto “Festival Miradas de Mujeres”.
Sus
trabajos poseen una apariencia pulcra, ordenada, sistemática casi, un poco
mecánica, con cierto sabor a esos catálogos con las categorías y genealogías de
las cosas que, confiesa Elena Alonso, le fascinan, moderna Bouvard y Pecuchet,
los dos coleccionistas atrapados en el ars clasificatoria que sirven a Flaubert
para ironizar sobre el proyecto ilustrado -¡qué locura querer nombrar el mundo
completo!
Por
eso, una segunda mirada desvela la apariencia, el juego que la artista propone
a los espectadores, pues si es verdad que los objetos dibujados con esmero son
bellos, cuidados, no es menos cierto que se trastocan a cada paso, se redoblan
y se doblan; se parten, se acumulan, conviven en una curiosa multiplicidad, a
veces incluso la de varios planos espaciales que, en el papel, se entrometen
unos en otros, sin tregua.
Entonces,
al desvelar las apariencias que propone Elena, se rompe la sensación
sistemática y aparece súbito cierto movimiento –girar en el espacio- que
impregna los dibujos de manera resuelta, natural, cómoda, porque una parte del
juego planteado es la sensación de que todo ocurre encima del papel de forma
sencilla, juego de los perfeccionistas cuando doblegan la realidad. Entonces,
al aparecer el movimiento, lo que estaba impregnado de calma se lanza al
espacio: es un trapecio. Los espacios y las cosas cobran una vida distinta de
la aparente y se vuelven un poco como la Lola Montez de Max Ophuls, esa mujer cuya fuerza
le permite seguir en medio del desfallecimiento, representar la pantomima de su
vida pasada, de sus antiguos amores. Y se ve sumergida en una extraordinaria
acrobacia que implica las fantasías del espectador. Lola Montez es, en la
escena del circo, aquello que los otros quieren que sea o, más bien, representa
lo que puede seguir siendo si consigue que la vean como fue. Ver a los objetos
como tal vez fueron, historias particulares sueltas y nuestras, las que nos
modifican y nos narran también – he aquí la particularidad de la acrobacia que
dibuja Elena y que delimita como pocos.
Ahora
en Espacio Valverde propone la tapadera perfecta, incluso más perfecta que esos
lugares que imagina como tapaderas clásicas -un gimnasio, una fotocopiadora o,
pienso de pronto al recordar sus reflexiones, la pequeña tienda de electricidad
al lado de mi casa donde se reciclan bombillas. Ya nada volverá a ser como
antes: Elena ha sembrado la sospecha sobre el mundo y la imaginación echa a
volar. Va a intervenir el espacio, me cuentan. Lo va dibujar trastocado como si
fuera otra la que dibujara. Y va a dejar que la imaginación, la nuestra, se
mueva libre entre las genealogías de los objetos. Como en un trapecio. Una
perfecta tapadera por Estrella de Diego
Entrevista a Elena Alonso.
P-
¿Cómo definirías tu trabajo artístico?
EA-
Como una labor.
P-
Has estudiado en Madrid y Helsinki. Háblanos de tu formación y de cuándo
decides dedicarte al arte.
EA-
Empecé mis estudios en la
Facultad de Bellas Artes de la UCM en 2000 y la verdad es que fue una decisión
un poco inconsciente. Había empezado la carrera de Biología y simplemente sentía
que mi lugar estaba en otro lado, por lo que decidí cambiarme. Los dos últimos
años de carrera y el siguiente tras licenciarme estuve estudiando en Estocolmo,
Pontevedra y Helsinki y en 2008 volví a la Facultad de Madrid para hacer el Máster en Arte,
Creación e Investigación. Todo este tiempo de aprendizaje, las cosas que he ido
encontrando y las personas que he conocido, me han dado una perspectiva del
terreno en el que muevo que en un principio no tenía, así que diría que en
ningún momento decidí dedicarme al arte, sino que fui involucrándome poco a
poco.
P-
¿Qué referencias te inspiran a la hora de concebir una obra?
EA-
Encuentro referencias tanto en el campo de las artes visuales como en otras
disciplinas como el diseño o la arquitectura, aunque principalmente creo que me
influyen más las cosas de mi entorno más inmediato, como artista y como
persona. Considero algo fundamental, por ejemplo, compartir inquietudes con los
artistas que me rodean, conversar con ellos, ir a sus estudios y debatir sobre
nuestro trabajo “aquí” y “ahora”.
P-
El dibujo tiene un papel central en tu obra ¿Qué supone esta herramienta y
práctica en tu trabajo?
EA-
Pues por ejemplo, y siguiendo con lo de la inspiración a la hora de concebir
una obra, para mi esto ocurre fundamentalmente dibujando. Es mi medio para
pensar y conjugar los distintos aspectos que manejo a la hora de realizar una
obra y, por el tipo de factura e imágenes que trabajo, en muchos casos es el
resultado final que considero más apropiado.
P-
Tu obra está ligado a la elaboración manual y artesanal, ¿utilizar otras
disciplinas además del dibujo?
EA-
Sí. Hablando de una manera más general, me gusta pensar y singularizar lugares,
configurar espacios y tratar las relaciones entre las cosas y las personas, por
lo que en algunos casos he llegado a resultados que se describen mejor en
relación a la escultura, la instalación o la acción. De todos modos, la
elaboración manual y lo artesanal siempre forma parte de mi “espíritu” de
trabajo, en el sentido de que me gusta dedicarme a una tarea en la que exista
una implicación y una relación directa y cercana con los materiales y las
herramientas que manejo.
P-
Tus dibujos generan espacios indeterminados que son reflejo de un mundo real
alterado. ¿De dónde surgen y por qué?
EA-
De muchos años pensando acerca de la construcción del espacio y del conflicto
entre lo propio y lo ajeno. Aunque en mi trabajo han ido produciéndose cambios
importantes, siempre ha existido este hilo conductor, que ahora quizá se centra
más en la idea de apropiación y transformación, en el acto de reinventar las
reglas del juego.
P-
En estas representaciones la arquitectura es un punto fundamental
EA-
Sí. Además de pensar acerca de los modos de construir un espacio, estos últimos
años he adoptado ciertas formas de representación que se utilizan en
arquitectura. Me resulta muy interesante mezclar esa parte analítica o
descriptiva del dibujo con otras formas más abstractas o plásticas, dejando un
espacio de indeterminación. Finalmente, veo mis dibujos no como la
representación de un paisaje o una escena, sino como esquemas de una actitud.
P-
¿Qué relación guarda tu obra con lo lúdico?
EA-
Ahora mismo es algo fundamental como contexto para la reinvención de otros
mundos y “revolver” las normas y la estandarización de la vida corriente.
Además de manejar lo lúdico como concepto, se incorpora en muchos de mis
trabajos tanto en el plano formal como en los procesos de realización.
P
-Háblanos de tus Proyectos Mundo Intruso y Comiendo Terreno
EA-
Son dos proyectos que empecé de manera casi simultánea, a finales de 2009, y en
los que continúo trabajando. Aunque tienen diferencias sustanciales, se han ido
alimentando mutuamente.
El
primero es un proyecto individual, visual y concebido para un espacio
expositivo, que se desarrolla alrededor de la figura imaginaria del “intruso”,
tratando esta actitud de vivir dentro de un sistema pero no dejarse pertenecer
por sus reglas. En las obras que hasta ahora forman parte de este proyecto se
pueden identificar distintos mecanismos, estructuras o estrategias “intrusas”,
siempre tratadas a través de un trabajo plástico y como representaciones
esquemáticas de una actitud.
El
segundo está planteado como colectivo y podría definirse como una “intrusión”
en el espacio público, una acción que trata de revitalizar y problematizar
acerca de la planificación del espacio urbano como herramienta de control.
Consiste en reunir a un grupo de gente e instalarse en la calle, reapropiándose
del lugar, para comer, jugar o, en definitiva, tener un momento de
esparcimiento y diversión. Es un proyecto abierto, que se gestiona a través de
internet y que ya cuenta con cierta infraestructura portátil para generar estos
dispositivos. En www.comiendoterreno.blogspot.com se puede encontrar toda la
información.
No hay comentarios:
Publicar un comentario