miércoles, 18 de septiembre de 2013

Luis Miguel Diaz-Meco. La comunicación, inmersa en una revolución global



La gran paradoja de la comunicación en el siglo XXI es que nunca ha sido tan importante controlar lo que decimos, del mismo modo que nunca ha sido tan importante aceptar que no podemos controlar lo que otros dicen de nosotros. Daniel Tisch

La percepción pública de una organización depende en un 90 % de lo que haces y en un 10 % de lo que dices. Arthur Page

Vivimos tiempos de cambio. Y la comunicación, sin duda, está entre las disciplinas más afectadas.

Nuevas fórmulas, aún no sancionadas por la experiencia, se abren camino mientras observamos cómo otras, verdades que se nos habían vendido como absolutas, se desmoronan.

En este sentido, leía recientemente un artículo de Daniel Tisch, CEO de la empresa de relaciones públicas Argyle Communications, que recoge algunas claves para entender qué está pasando… y hacia dónde vamos.

[El texto completo, en inglés, puede leerse al pie de este post. El siguiente resumen y los comentarios que lo acompañan son personales].

El equilibrio de poder ha variado entre las organizaciones y sus públicos

Ya sea como ciudadanos, consumidores, empleados… tenemos el poder de moldear reputaciones, zarandear gobiernos, castigar a empresas por sus malas prácticas…

Es pues necesaria una nueva clase de legitimidad

Los tiempos en los que la legitimidad de una empresa provenía, principalmente, de sus accionistas y la de un gobierno, exclusivamente, de un resultado electoral han pasado.

Ahora, las expectativas de los públicos a los que nos dirigimos son las que moldean nuestra imagen y nuestras posibilidades de éxito.

Los que aún no lo entiendan ya pueden ir eliminando de sus esperanzas la última palabra del párrafo anterior.

La comunicación depende de lo que haces y no tanto de lo que dices

Por eso, el responsable de comunicación debe ser partícipe de las decisiones de la empresa, como un actor principal no como un observador.


De hecho, la función moderna de la comunicación (así debería haber sido siempre) debe acercarse progresivamente a la dirección estratégica de la organización y alejarse, en la misma medida, de su labor de marketing y relaciones con los medios de comunicación, al menos como se ha venido realizando.

La escucha debe ser responsabilidad de toda la organización, no solo del departamento de comunicación

Demasiadas empresas continúan obsesionadas con lo que sus empleados pueden estar haciendo en las redes sociales en lugar de formarles para que puedan ser, también, la voz de la organización.

Utiliza tus contenidos para ayudar, compartir, colaborar… Luego ya llegarán las ventas

Ahora que se puede establecer relaciones directas y personalizadas con nuestros públicos, conviene tener claro qué tipo de contenido vamos a generar.

Centrarlos en la experiencia del cliente, sacar el foco del centro de la organización y trasladarlo al corazoncito de cada persona que se interese por nuestra marca, servicios o actividades, es garantía de ingresos futuros.

¿Qué te parece? ¿Estamos ya en el camino?

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