La música fue el santuario donde Antony se refugió
para alcanzar su perfecta transformación en la persona que siempre había soñado
ser
En una entrevista pueden suceder muchísimas cosas, pero no es
común que un interlocutor pida en matrimonio al otro. Claro que Antony tampoco
es común, pensarán algunos. Se equivocan. Lejos de parecer ese ser inverosímil
o estrafalario que se supone (una mujer con cuerpo de hombre, un niño atrapado
en un gigante de lívidas carnes flácidas), Antony transmite un aire de armonía.
Cordial y muy tranquilo, en sus gestos suaves, en la voz
sencillamente inigualable que gorjea con dulce parsimonia, en los mohínes de
coquetería o al retocarse el rebelde flequillo de su media melena azabache,
incluso cuando escarba en las heridas abiertas de una juventud que le cuesta
exhibir (su Guerra Mundial particular), siempre transmite naturalidad e,
incluso, gracilidad.
A las 10:15, en un hotel de cinco estrellas del centro de Madrid,
pide un capuchino y una botella de agua con gas. España era el undécimo país de
su viaje por Europa en noviembre de 2008 para promocionar su nuevo trabajo “The
Crying Light” (Secretly Canadian-Rough Trade-¡Pop Stock!, 2009), tras la
publicación del EP “Another World” (Secretly Canadian, 2008).
Tu
tercer álbum se titula “The Crying Light” y en el EP “Another World” escribías
tras esa expresión (la luz que llora): “es un santuario que puede guardarme”. Yo lo necesitaba, necesitaba un lugar para
mí donde ser libre. Cuando eres un niño, un padre es como un santuario que te
cuida hasta que puedes cuidarte por ti mismo. Quizás mi trabajo como adulto es
ser un padre para mí mismo y crear un espacio de libertad en mi corazón en el
que pueda ser creativo y libre y que sea el hogar de mis emociones; yo me lo
imagino como un jardín en el que todo puede crecer.
El
verbo crecer (“grow”) es habitual en tus letras. También aparece en la canción
“Another World”. Sí, me
siento muy conectado con la naturaleza y me asombra cómo ha inventado tanta
belleza a lo largo de millones de años. ¡El mundo es tan completo! La
naturaleza es la mejor artista para los que somos artistas; nosotros solo
jugamos en las sombras de su grandeza creativa. En esa canción hablo de eso y
de cómo la echaría en falta si la perdiéramos.
El
título de tu nuevo trabajo incluye el verbo llorar, usual en tus letras. Y en
el álbum usas las palabras “llorar” y “lágrimas” en la mayoría de las
canciones. Llorar es algo
natural. Una vez vi una foto de una talla peruana, creo, de un dios que
lloraba: sus lágrimas eran la lluvia que daba vida a todas las cosas de la Tierra. Hay algo muy
restaurador en ello, no tiene por qué estar relacionado con la tristeza. Se
puede llorar de alegría, por misterio, cuando todo es perfecto...
Y
en el disco hay emociones variadas. Sí,
el llanto es una emoción, significa estar despierto emocionalmente.
¿Te
parece importante mantener alerta las emociones? Yo pasé muchos años, cuando era joven,
cerrado a las emociones, y me acostumbré a avanzar sin ellas. Las dejaba
aflorar en algunos lugares especiales, como en la música o en privado, pero en
la vida diaria era muy cerrado, muy tímido. Eso ya no me gusta; ahora siento
que, sin romper a llorar por cualquier cosa, es algo que puede limpiarte por
dentro. Es como un principio femenino que puede ayudarnos a navegar a través de
esta época; estar conectado al núcleo de nuestro corazón es crucial en las
decisiones que tomamos. En mi caso, estoy totalmente comprometido con mi
corazón (ríe), solo tomo
decisiones desde ahí, es más sano para mí y me ayuda mucho más. Ese es el
material que siempre estoy explorando con mi música.
Tu
manera de cantar es también muy pasional. ¿Cuánta técnica hay en ello? Bueno,
cantar llorando todo el rato es como andar por la cuerda floja siendo un
“amateur” (ríe), y yo paso mucho, mucho, mucho miedo (ríe).
Cada vez que me subo al escenario siempre pienso: “¡Oh, no, no voy a
lograrlo!” (Con voz muy amanerada). Bueno, yo no tengo mucha técnica, nunca
he ido a una escuela ni nada. Lo que hago es imitar a mis cantantes favoritos.
Lo que hacía, la verdad; ahora ya no pienso mucho en ello.
¿Cuáles
son tus cantantes favoritos? Por
un lado me encantan los británicos como Liz Fraser, Alison Moyet, Boy George,
Kate Bush... Pero sobre todo diría los grandes cantantes norteamericanos, los
clásicos: Otis Redding, David Ruffin, Nina Simone, Billie Holiday, esos son los
cantantes que me hablan directamente al corazón.
Citas
a Nina Simone y Billie Holiday. ¿Cuál es la influencia del cancionero clásico
norteamericano en tus composiciones? Al
principio fue mucha, especialmente en mi primer disco, pero ahora el proceso de
componer es como crear algo nuevo con todas las piezas que voy encontrado por
todas partes. Recolecto muy lentamente ideas y esbozos e hilos de ideas y muy
despacio las voy uniendo.
¿Es
un proceso duro? Fue duro
grabar este nuevo disco, muy difícil, porque prefiero hacer las cosas más
vivas, de un modo más natural, y una grabación no es un ambiente natural por
definición. Te obliga a ser muy consciente de ti mismo al cantar y al componer.
Mientras que en la vida normal precisamente debes evitar ser consciente de ti
mismo. Me cuesta muchísimo sentirme a gusto cuando grabo. Además, tiendo a ser
bastante perfeccionista.
Antony ha grabado tres álbumes y cuatro EPs: casi una cuarentena
de canciones en nueve años. De Antony and the Johnsons (Durtro, 2000) se
tuvo noticia tras el padrinazgo de Lou Reed y el impacto del segundo, “I Am A Bird
Now” (Secretly Canadian, 2005). El tercero, que se balancea entre baladas
llorosas, lentas canciones tristes y algunos contrapuntos moderadamente
animados, llega con el cantante y compositor convertido en referencia de muy
amplio espectro: el público adulto de pop de cámara, la comunidad gay
(vertiente torch song pero también disco, Hercules And Love
Affair mediante), la gentefashion (compuso un tema para Prada y sus
canciones son habituales en desfiles de moda), los indies sensibles y hasta,
debe suponerse por la publicidad televisiva, los compradores de colonia Massimo
Dutti.
Su música de piano y cuerdas arde en un desgarro continuo, brota
como sangre extraída de una piedra y llega a poseer la textura de una eternidad
suspendida. Tal profundidad solo se puede explicar por la intensidad emocional
que hay detrás de cada frase, de cada interpretación. Trasladando una cita del
poeta T.S. Eliot: “La poesía no es dejar libre la emoción, sino una
huida de la emoción. La poesía no es una expresión de la personalidad, sino una
huida de la personalidad. Pero solo aquellos que tienen personalidad y
emociones saben lo que significa huir de tales cosas”.
En
2007 entrevistaste a Björk para la revista ‘Interview’ y había dos preguntas
tuyas que me gustaría hacerte (sonríe). ¿Qué pasa por tu mente cuando estás
cantando?¿Qué respondió Björk?
Que
se sentía en casa. Que se
sentía en casa... ¡Oooooohh! (puchero gay). ¡Es tan maravillosa!
Jo, que se sentía en casa... Bueno, yo cuando estoy cantando en directo siempre
intento atrapar la situación, estar lo más presente posible; me desafío
constantemente a estar más despierto y sensible al mundo que me rodea, a
escuchar más cuidadosamente. Cuando me entrego, cuando me rindo lo suficiente,
usualmente pasa algo mágico en la canción... para mí, siempre todo se orienta a
mi disposición para rendirme.
La
otra pregunta es: muchos artistas pasan sus vidas perfeccionando o redefiniendo
lo que es más familiar para ellos, y tú le decías a Björk que su caso era el
contrario. ¿Y el tuyo? ¿Le
pregunté eso? (gay total). Pero es totalmente cierto, por eso es
increíble estar con ella en un estudio. Es como si construyera una pequeña
montaña y entonces cogiera un martillo y la hiciese pedazos y con esos pedazos
creara algo. ¡Resulta tan inspirador! Yo debo decir que soy más conservador en
ese aspecto, suelo permanecer más cerca de lo que conozco, al menos en términos
de vocabulario, de instrumentación. Ella hace una pequeña revolución en cada
canción; para mí es una pequeña evolución, todo es más tranquilo, tiene más que
ver con dejar que las cosas crezcan lentamente. Mi proceso creativo es como el
pelo que crece, como una planta (sonríe); me lleva muchísimo tiempo
llegar a un lugar diferente, años.
"Epilepsy Is Dancing" (clip dirigido por The Wachowski
Brothers, 2009): sensualidad y ecologismo romántico.
Hijo de un ingeniero y una fotógrafa, segundo de cuatro hermanos,
Antony nació en 1971 en Inglaterra, donde pasó la infancia antes de que su
familia se mudara primero a Amsterdam y, cuando tenía 10 años, a San José, al
sur de San Francisco. A los 19 se instaló en Nueva York para estudiar teatro en
la New York
University y ya nunca ha vuelto a cambiar de ciudad.
¿Cuándo
descubriste la música y cuándo empezó a ser realmente importante en tu vida? Supongo que cuando compré mi primera casete,
a los 7 años. Siempre ha estado conmigo. En Inglaterra es normal que los niños
se interesen por la música, es parte de la cultura pop. Todos tienen sus grupos
favoritos.
¿Los
músicos que te gustaban te ayudaron a crear tu propia identidad? (Piensa mucho.) Desde luego hubo
iconos, gente que iba cambiando con los años y con la que me iba modelando,
musicalmente. Sería como volver a mi lista de cantantes favoritos, sobre los
que yo de verdad pasé mucho tiempo pensando. En mi adolescencia escuché mucha
música, la escuchaba a todas horas sentado en casa.
¿Crees
que ahora podrías ser un icono de ese modo para otras personas? (En falsete) Oh, no creo... Desde
luego, no para adolescentes... Es difícil pensar en eso, parece una extraña
responsabilidad, ¿no? Si pensara en ello creo que me gustaría poder ser una
buena, buena influencia...
¿Cuándo
empezaste a hacer tu música? A
principios de los noventa solía actuar en “night clubs”, lo hacía con un
radiocasete y cintas en las que grababa la música con un teclado. Eran “drag
shows” (sonríe indulgente).
¿Cómo
pasaste de eso a querer formar un conjunto? Llegó un punto en que sencillamente era “ahora o
nunca”. Durante años había sido demasiado tímido... Tímido no es la palabra
correcta, en realidad era como si algo me estuviera conteniendo, y nunca me
decidía a intentarlo. Me daba miedo arriesgarme, aunque yo siempre había sido
un cantante, desde niño, y cantaba cuando actuaba en los “night clubs”; la
diferencia fue que decidí por fin intentar colaborar con otros músicos, llevar
mi música más allá. Al mismo tiempo, dejé el teatro experimental y abandoné ese
componente que hasta entonces acompañaba mi música para concentrarme
simplemente en ella. No creo que hubiese tenido mucho futuro en el teatro
experimental.
¿Por
qué? Se consideraba muy
marginal, igual que la gente con la que me encantaba trabajar, mis actores.
Éramos vistos como algo demasiado raro; quizás ahora sería diferente, y puede
que lo recupere después de este disco.
Además
del teatro experimental, también pintabas y dibujabas. ¿Qué opinas de ti mismo
como pintor? No me considero un buen dibujante, claro; es solo un
espacio libre en el que puedo hacer cosas sin el peso de las expectativas, de
un modo completamente intuitivo, y disfrutar del proceso sin tener que producir
nada. Es algo muy privado y satisfactorio, un proceso creativo al que me siento
casi atado porque es como curativo.
¿Pintas
como cantas? Los dibujos
suelen tener en común con mis canciones las mismas preocupaciones y supongo que
el proceso es el mismo. Por ejemplo, cojo un montón de revistas y recorto las
fotos que más me gustan y las araño, quito lo que no me gusta, las revuelvo o
las lavo un poco o las seco junto a un fuego. Básicamente, me pierdo en ese
lento proceso de erosión. O tomo fotos de cosas que no me gustan y junto varias
piezas para intentar reequilibrar la imagen... Es un poco como soñar despierto.
Dices
que hay algo curativo en ello. ¿La música es igual? Sí. Por alguna razón, cuando me pongo a
trabajar la idea del gesto creativo, para mí... es casi como estar casado;
sencillamente adoro alimentar, o alimentarme a mí mismo, o intentar superar las
cosas... Es muy simple: para mí la expresión creativa es virtualmente el lugar
donde crezco psicológicamente, donde soy libre, como una ensoñación en la que
se produce mi transformación, un lugar elevado que ayuda a que las cosas sean
más radiantes, donde pueden cambiar en algo mejor. Cuando era un chico que
escuchaba música, siempre fue el lugar al que acudí en busca de alivio, de
liberación, donde fui a buscar mi alegría; siempre he encontrado mi alegría en
la música, o mi sentido de estar conectado.
¿Conectado
con otras personas como tú? Conectado
con todo lo que me rodea. (Silencio prolongado). Sí, para romper con los
sentimientos de marginación, de alienación, para sentirme una parte del mundo.
Es
muy habitual que se describa tu música y a ti mismo como andrógino,
probablemente de manera errónea. ¿Qué opinas tú de ello? Yo me identifico como una persona
transgénero, no me considero un hombre normal. Así que, no sé, no sé por qué
tendría que ser un error. ¿Andrógino...? Bueno, creo que la idea de la gente de
lo que significa ser andrógino es un poco diferente de la mía y de mi
experiencia... ¿pero por qué piensas que es un error?
Porque
la forma que tienes de componer y de interpretar y comunicar parece
sencillamente propia de una mujer. Lo que hay detrás de tu música es la voz de
una mujer, y eso no es nada andrógino. Oh,
eso es precioso... ¿Tú estás casado?
Sí. Si no lo estuvieras, te pediría que te
casaras conmigo... (Ríe).
¡Ohhh (megafalsete), es lo más bonito que me han dicho en una
entrevista! Gracias, de verdad, no sé, no tengo una respuesta, pero es muy
emocionante. (Al final de la entrevista, Antony insistió en pedir
jocosamente mi mano y al final de la jornada madrileña, asegura el encargado de
la promoción, seguía comentando lo importante que había sido este comentario).
Cambio
de tema. Aparecen muchos animales en tus letras, ¿es un recurso meramente
simbólico o significa algo más? Me
preocupan mucho los animales en peligro de extinción. Habitualmente lees que
quedan solo treinta de esta especie o doscientos de esta otra, y nosotros somos
seis mil quinientos millones de personas. Realmente increíble eso me hace
pensar, ¿cómo podemos pasarnos todo el tiempo creyendo constantemente que
nuestras vidas son mucho más valiosas que el resto del planeta? Estas pequeñas
criaturas son algunas de las cosas más hermosas del mundo. No sé, me gustaría
participar, dentro de mis posibilidades, en el diálogo sobre los valores. Creo
que estamos en esta enorme crisis sin precedentes en la historia de la humanidad
y que debemos hacernos cargo del impacto que tenemos sobre el medio ambiente.
Todo este disco y muchas de las cosas sobre las que canto responden a la idea
de que la Tierra
es mi madre y que me alimenta constantemente. Me da vida. De algún modo, en la
sociedad moderna existe una especie de religión que ha desarrollado la fantasía
de que vivimos separados de la naturaleza.
La
presencia de Dios también es una constante habitual en tus letras... Fui educado en la religión católica. Me enseñaron
que mi alma es de una constitución diferente del resto de cosas; pero si yo
estoy hecho con los mismos elementos de todo lo que me rodea, como árboles u
ocelotes o piedras, ¿por qué mi espíritu iba a ser tan diferente? Ya sé que es
una idea romántica o abstracta, y no muy original, pero para mí la naturaleza
es casi como una diosa. Hay que volver a lo femenino, esa idea me ayuda a
sostenerme cuando estoy solo. La idea del dios celestial no me gusta y ya no
creo en ella en absoluto. Como una persona transgénero he adquirido mucha
confianza en ser capaz de encontrar mis propias respuestas y explicaciones.
Pero es algo que se tarda tiempo en conseguir... Me he sentido muy atormentado
por toda esa basura católica que aprendí siendo un niño.
Es
una cultura muy agresiva. Sí.
En un momento dado necesité alejarme de todo eso y crear algo completamente
nuevo, una mitología en la que Jesucristo nace de nuevo como una chica y rinde
culto a lo femenino, frente al arquetipo del varón como dominador y
controlador, el hombre que juega a ser Dios omnipresente, algo que ha quedado
demostrado que es un completo error. Yo veo la existencia de un modo circular,
sueño con un lugar en el que todo es circular, un lugar seguro donde el
misterio de la creación es más importante, que es una aportación de la
feminidad porque la visión masculina no sirve para nada salvo para las cosas
que ya comprende. Por eso pienso que hay que amar a los hombres y recuperarlos,
incluido yo, devolverlos al culto a lo femenino, a todo lo que tiene el niño
dentro: lo intuitivo, lo creativo, lo mágico... bailar, cantar, las cosas
misteriosas, las que nos pueden sostener. El cerebro está loco, nunca me va a
llevar a los lugares maravillosos a los que necesito ir.
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