Cañada
Guerrero (Segovia, 1925) es doctor Ingeniero de Minas por la Escuela de Minas de Madrid
(1956), investigador, profesor y geólogo y a la vez, ha conseguido reunir, a lo
largo de su vida, una muy abundante colección de pintura y escultura que abarca
desde el siglo XIV hasta nuestros días.
Entre
las piezas más notables, figuran las de autores como Sir Thomas Lawrence
('Retrato de Lord Devonshire'); Juan de Arellano ("Florero"); Frans
Franken ('Adoración de los pastores'); Gutiérrez de la Vega ("Racimo de uvas y
jilguero") o tallas de madera como el 'San Francisco' que se
inscribe en el taller de Pedro de Mena, o el 'San Pablo' próximo a Alonso de
Berruguete, según ha explicado Carlos Pérez-Herce, conservador-jefe del Museo
Félix Cañada.
UNA COLECCIÓN DIDÁCTICA
La
temática de esta gran colección de arte que Félix Cañada ha reunido desde su
juventud, es variada y "didáctica", según explica Pérez-Herce y
subrayan que el valor de la colección expuesta en la alcanza los siete millones
de euros. Se exhiben lienzos de temática religiosa, costumbrista, retratos,
paisajes, bodegones y naturalezas muertas.
No
obstante, calculan que Félix Cañada ha podido reunir a lo largo de su vida casi
7.000 piezas entre dibujos, bocetos, esculturas, acuarelas, grabados, e incluso
instrumentos musicales, y destacan que una de las primeras obras adquiridas por
este filántropo y amante del arte fue una de pieza de Berruguete en el rastro
de Madrid hace más de sesenta años.
El
amor que Félix Cañada siente por la
Música y su deseo de transmitirlo a las futuras generaciones,
le ha impulsado también a donar un extraordinario piano de cola marca 'Stein
way and Sons'.
Todas
las piezas que conforman el Museo, situado en la sede de la Fundación Gómez-Pardo
(calle Alenza, 1) han sido donadas por Félix Cañada y después han sido
sometidas a un trabajo de investigación histórico y técnico-científico
consistente en la redistribución de autorías y limpieza, e incluso restauración
de algunas piezas.
Peréz-Herce
también destacó la hermosa colección de piezas de bronce de Art Nouveau que
presentan, a la que consideran una de las más completas de España y una
"magnifica colección" de pinturas contemporáneas con obras de Joaquín
Mir, Ramón Casas, Joaquín Sorolla, Ignacio Pinazo o Salvador Martínez Cubells.
Según
explica Alfonso Maldonado, director gerente de la Fundación Gómez-Pardo ,
el museo Félix Cañada nace como consecuencia de la vocación altruista de
Cañada, al donar parte de su inmensa y valiosa colección, y de la voluntad de la Escuela de Minas y de la Fundación Gómez-Pardo
por ofrecer este proyecto cultural a profesores y alumnos, con el fin de
fomentar la formación cultural y humanística de los alumnos de la Escuela de Minas de Madrid.
Sobre la Fundación La
Fundación Gómez Pardo
La
historia de la Fundación Gómez-Pardo está inequívocaquemnte ligada a su
fundador, D. José Gómez-Pardo Enseniat, ilustre industrial madrileño
(1803-1873), platero y propietario de una célebre platería en la calle Ciudad
Rodrigo, casi esquina a la
Calle Mayor.
Fue
hermano de D. Lorenzo Gómez-Pardo, ingeniero de minas y farmacéutico, primer
profesor de Metalurgia y Docimacia en la, por entonces, recién trasladada
Escuela de Minas de Madrid. Falleció D. Lorenzo a temprana edad (1847) y en su
memoria D. José constituyó un legado testamentario, por el que se dejaba a la Escuela de Minas la
cantidad de 125.000 pesetas, así como los libros, colecciones de minerales e
instrumentos de uso de D. Lorenzo.
Con
los réditos de esta cantidad, el Director de la Escuela de Minas, D. Luis
de la Escosura, adquirió el solar contiguo al que estaba reservado para la
construcción de la Escuela ,
en la calle de Ríos Rosas de Madrid. Construyó en él un bello edificio el
arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, desafortunadamente destruido en fecha
posterior para edificar viviendas. En las plantas bajas de ese edificio y en
las naves anexas se instalaron laboratorios que, en cumplimiento de la voluntad
testamentaria de D. José, se dedicaron a ensayos de oro y plata y también a
laboratorios para los estudiantes de la Escuela.
Del
mismo modo, se dedicaron cantidades en el testamento de D. José a dotar premios
para los más brillantes ingenieros de minas, a posibilitar los ensayos en minas
recientemente descubiertas y a desarrollar, en todos sus aspectos, las
actividades de la minería en España.
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