El
decreto fija la nueva aportación del ciudadano -incluidos los pensionistas- en
el pago de los fármacos.
Este
"copago" será proporcional a la renta y se actualizará como máximo
anualmente.
Así,
los usuarios empezarán a pagar más por los medicamentos a partir del próximo 1
de julio y, además, tendrán que abonar parte de los productos ortoprotésicos y
dietéticos, así como el transporte sanitario no urgente.
A
los inmigrantes en situación irregular se les retirará la tarjeta sanitaria el
1 de septiembre y solo serán atendidos en urgencias, por enfermedad grave o
accidente, y durante el embarazo, parto y postparto, aunque los menores de 18
años recibirán la misma asistencia médica que los españoles.
Los
pensionistas pagarán con carácter general el 10% de los fármacos, con unos
límites de entre 8 y 60 euros mensuales.
Los
usuarios con un nivel de renta por encima de 18.000 euros pagarán el 50% del
precio del medicamento, mientras que los que estén por debajo de esa cantidad
seguirán abonando el 40% actual y aquellos con más de 100.000 euros pagarán el
60%.
La
norma sienta las bases para establecer una cartera de servicios común para
todas las comunidades autónomas, que serán gratuitos, mientras que se acordará
una cartera suplementaria, sujeta a "copago"
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