Julián
Seseña, empresario que participa junto con la Universidad de
Castilla la Mancha ,
Desertic y Junta de Comunidades en el proyecto europeo eDIGIRERIGION, asegura
que si de verdad nos creemos que el futuro económico y la competitividad
requieren de un esfuerzo innovador, es evidente (y explicaremos el motivo) que
deben ser las PYMES las que lideren la INNOVACIÓN , al menos en su impulso emprendedor,
porque son las que contribuyen en mayor nivel en la actividad de
emprendimiento.
Nos
centraremos en la competitividad y en la innovación.
La competitividad viene de la mano de
la competencia en la innovación, de la capacidad innovadora, del estímulo a la
creatividad, de la compensación al que genera propiedad intelectual.
Es
importante contar con socios, clientes y proveedores del resto de Europa y
dentro de España para aunar esfuerzos hacia la innovación. A veces o mejor
dicho la mayoría de las veces, como innovación se entiende un invento o éxito
descomunal, lo que desincentiva a las PYMES.
Jualían Seseña, sobre este asunto, hace una comparación muy interesante:
“Podemos estar orgullosos de contar con
atletas de élite, de primer nivel, olímpicos, lo que enorgullece, pero esto no
debe ser el objetivo de fomento del deporte, este es uno de los objetivos pero
el fomento en el deporte se facilita organizando torneos, construyendo
polideportivos, incentivando a colegios a compartir, etc”.
Algo
similar ocurre en la economía. No deberíamos impulsar y magnificar exclusivamente
los grandes logros, que por otro lado son muy difíciles y siempre deben ocurrir
hechos con alguna componente de casualidad, sino fortalecer las acciones
tendentes a disponer de una clase media de PYMES modernas y fuertes con vínculos
económicos amplios. Lanzar un programa social que inserte la innovación como
parte de nuestro ser igual, un programa multisectorial, educativo, político,
legal, financiero y que mueva todos los vectores hacia un cambio social en la
percepción del innovador, debería ser el objetivo.
En
Estados Unidos uno puede presentarse a un cliente o futuro inversionista diciéndole
todos los fracasos que ha tenido, porque tuvo osadía de innovar y asumir
riesgos y eso, es valorado positivamente. Aquí, en Europa, es un disparate
confesar errores pasados, en España es una temeridad, puede ser el suicidio
empresarial. Esta filosofía y apreciamiento social debe cambiar.
Si
las PYMES son más del 90% de las entidades económicas de Europa y contribuyen a
generar más del 55% del empleo de Europa y casi el 60% del PIB ¿Por qué no están
debidamente representadas en Europa? Europa es un centro de lobby que está muy
lejos y de difícil alcance para las PYME y se da la paradoja que algunas vecesson
las grandes multinacionales, como ocurre en el sector de las
telecomunicaciones, las que postulan como mejores defensores de las PYMES.
Las
PYMES deben internacionalizarse para asegurarse su competitividad, abrir
mercados, detectar tendencias, distribuir riesgos… Y en este esfuerzo, la
universidad y los centros tecnológicos deben ponerse al servicio del tejido
productivo de las empresas para ayudarles a encontrar soluciones, ayudarles a
innovar y ser competitivos.